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Qué sucede cuando alguien cae al mar desde un crucero

Los casos casi siempre se consideran el desafortunado resultado de actos intencionales o imprudentes

  • Por: AGENCIAS
  • 06 FEBRERO 2018 - .
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Los cruceros activan un protocolo de emergencia establecido, siguien las recomendaciones de la Asociación Marítima Internacional.

Lo normal es que si vas en un crucero de placer, las posibilidades de que caigas al mar desde el barco sean mínimas. Hay más probabilidades de que ocurra que un accidente de avión, pero siguen siendo muy pocas. Sin embargo, en el hipotético caso, ¿qué ocurre desde el momento que caes por la borda?

Afortunadamente, el número anual de incidentes de este tipo es bajísimo, pero alguna vez ocurre. Según las estadísticas de la web especializada CruiseJunkie.com, la cual documenta (entre otras cosas) las caídas en cruceros, hubo 27 casos en todo el mundo en 2015, 16 en 2016, y 13 en el 2017. Teniendo en cuenta que más de 20 millones de pasajeros tomaron uno de estos barcos el año pasado, no es ninguna epidemia.

Para el fundador de CruiseJunkie.com y profesor de la Universidad Memorial de Terranova Ross Klein, aunque los números sean ínfimos, no deben descartarse. Para Klein, lo primero que hay que aclarar es la palabra “caer”:

Creo que la palabra ‘caer’ es un nombre inapropiado. La gente normalmente no se cae por la borda. Algunos podrían saltar (hay una proporción de casos que se sabe que son suicidios) y algunos son empujados o arrojados por la borda.

En este sentido, el vicepresidente del Cruise Lines International Association (CLIA), Michael McGarry, le contaba a CNTraveler que “los casos casi siempre se consideran el desafortunado resultado de actos intencionales o imprudentes. De hecho, el comportamiento irresponsable provocado por la intoxicación por alcohol es el culpable más común, aunque en otros casos las circunstancias son simplemente desconocidas”.

En cualquier caso, una vez que alguien ha caído y se ha dado parte de ello, los cruceros activan un protocolo de emergencia establecido (siguiendo las recomendaciones de la Asociación Marítima Internacional), aunque los procedimientos dependen de si la caída fue presenciada o descubierta después del hecho.

Si se da el primer caso, se notifica al puente, se reúne al equipo de emergencia y se arrojan salvavidas para marcar el lugar donde cayó la persona. El barco se reposiciona para regresar al punto del incidente, mientras se prepara un bote salvavidas. En este punto se puede pedir, dependiendo de la zona donde haya ocurrido, ayuda externa de búsqueda y rescate que puede incluir otros buques de la zona, mientras que la Guardia Costera y otras autoridades locales pueden enviar aviones o helicópteros para ayudar a explorar las aguas.

En todos los casos, el tiempo es esencial. Si no se ha visto la caída o el salto (lo que ocurre con mayor frecuencia), hay menos posibilidades de que el rescate sea exitoso, dejando en estos casos que las líneas de cruceros dependan de la revisión de las imágenes de las cámaras de circuito cerrado que tienen. Sin embargo, no existe un límite preestablecido para la duración de la búsqueda, aunque en general, mientras haya esperanza, la búsqueda continua.

En cuanto a las posibilidades de sobrevivir, evidentemente son pocas según las propias estadísticas. Se estima que del 85 al 90% terminan en la muerte. El experto en supervivencia marítima, Mike Tipton, y profesor de la Universidad de Portsmouth, señala que hay variables como la altura de la caída (que podría provocar un traumatismo al golpear una parte del barco), la temperatura del océano, y el estado del mar y las condiciones climáticas (incluida la visibilidad).

Todo en conjunto sube o baja la probabilidad de supervivencia, junto con el tiempo de respuesta del equipo de rescate y el estado mental y la capacidad de natación del pasajero.

La mayoría de las muertes se deben a respuestas

fisiológicas al agua de mar helada, incluida lo que se denomina como “shock del frío” y la consiguiente incapacidad física que se tiene durante los primeros minutos de golpear el cuerpo en el agua. Obviamente, unido a la posibilidad de que se produzca una hipotermia.

“Lo mejor que puedes hacer en los primeros minutos de inmersión es intentar descansar, relajarte, y flotar”, cuenta Tipton, sugiriendo que restringir el movimiento y conservar la energía es la mejor de las estrategias para aumentar tus probabilidades de sobrevivir.


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