Mi Reynosa

Ofician misa para madres de familia

Aunque para algunas, como Olga, esta fecha es por la desaparición de su hijo hace 15 años

  • Por: GUADALUPE SALAS
  • 11 MAYO 2025 - 11:41 a.m..
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Madres reynosenses viven su día con distintos matices.

El 10 de mayo es una fecha marcada en el corazón de millones de mexicanas; sin embargo, más allá de los regalos, las flores y las comidas familiares, en Reynosa este día se vive con una variedad de emociones que reflejan la diversidad de historias que cada madre lleva consigo.

Desde las primeras horas de la mañana, el centro de la ciudad se convirtió en un ir y venir de personas, algunas con bolsas llenas de regalos, otras tomadas de la mano de sus madres. Hay sonrisas, pero también miradas tristes, recuerdos que duelen y esfuerzos que no descansan.

En la catedral de Reynosa, decenas de mujeres asisten a la misa dedicada, especialmente, a ellas. Entre las bancas, en medio de las oraciones, está Olga Elena Rodríguez, una madre, cuya historia refleja una de las caras más dolorosas del día.

"Yo no celebro, este día para mí es amargo", dice con la voz entrecortada al salir de la ceremonia. Hace 15 años que su hijo está desaparecido. "Siempre vengo a pedir por el alma de mi hijo. No pierdo la fe, pero mi corazón no encuentra descanso". Sus palabras llenan de silencio los alrededores del atrio, recordando que para muchas mujeres el 10 de mayo también es un día de ausencia.

Pero la misma ciudad que abraza el dolor, también celebra la vida. Raquel Ortega, sonriente y agradecida, camina junto a su madre por la plaza principal. "Hoy no se cocina. La traje al centro a pasear, a comer algo rico, a distraernos un rato. Feliz de compartir con mi mamá este día", comenta. Para ella, este momento es un homenaje a la vida compartida, a la gratitud y al afecto incondicional.

En otra esquina del corazón de Reynosa, la lucha cotidiana se hace presente en forma de emprendimiento. Irene Baltazar ofrece a los transeúntes su café artesanal "Eunáh", elaborado en la ciudad. "Este negocio lo inicié por mis hijos. Es mi manera de aportar, de sacar adelante a mi familia. Hoy, aunque sea Día de las Madres, estoy trabajando, porque no hay descanso cuando se trata de sostener un hogar", explica con orgullo.

El Día de las Madres en Reynosa es todo eso: una misa llena de plegarias, un paseo bajo el sol, un puesto de café en plena jornada, una ausencia que pesa, una sonrisa que ilumina. Cada madre celebra o recuerda a su manera, pero todas coinciden en algo: su rol es diario, incansable y lleno de amor.

Y en esta ciudad fronteriza, marcada por desafíos, también florece la resiliencia. Las madres reynosenses, en su diversidad, son reflejo de esa fuerza silenciosa que sostiene hogares, comunidades y esperanzas.


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