´Cuando te falta un hijo, te falta la mitad de tu vida´
Para Susana, este Día de las Madres su mejor regalo no es una flor ni una comida especial, es tener de nuevo a su hijo Aldair entre sus brazos

Con pala en mano acompaña al colectivo de buscadoras para localizar a sus seres queridos.
"Yo lo seguiré esperando mientras tenga vida", dijo Susana Lira, madre buscadora del colectivo "Amor por los Desaparecidos".
Para muchas madres, el 10 de mayo es sinónimo de alegría, abrazos, flores y festejos en compañía de sus hijos, pero para Susana este día se convierte en un recordatorio doloroso de la ausencia.
Desde el 25 de junio del 2023 su vida cambió por completo cuando su hijo Aldair Leos Lira desapareció sin dejar rastro y, desde entonces, su existencia está marcada por la búsqueda, la esperanza, que no muere, y un amor de madre que ni el tiempo ni el silencio han logrado apagar.
"Ese día era un día domingo, yo llegué a mi casa y él estaba dormido; se levantó y me dijo: ´ahorita vengo´, yo le dije: ´no te vayas, ahorita ya voy a hacer de comer´, y hasta la fecha yo no supe para dónde, con quién, nada más salió de mi casa y no volvió", expresó.
Han pasado casi dos años desde que Susana perdió todo contacto con él y hasta la fecha le sigue mandando mensajes a su número de celular con la esperanza de que algún día le conteste.
Recuerda con mucho amor que su hijo era el más cariñoso de todos, el más apegado, ayudaba en casa, cuidaba a su hermana menor cuando salía a trabajar.
"Debería de ser un día especial para todas las madres, pero cuando te falta un hijo, te falta la mitad de tu vida y, yo sé, tengo más hijos y a lo mejor los estoy descuidando un poco, pero yo sigo con mi corazón destrozado, porque se queda uno vacía por dentro, destrozan toda la familia, se llevan a él y se llevan la vida de uno, se llevan todo; no sé, para otras madres qué bueno que festejen con sus hijos, pero pues para uno le hace falta un pedazo de su corazón", comenta.
En este Día de las Madres es difícil, recuerda era el que siempre se acordaba de llevarle un presente.
"La verdad, ese día me lo paso llorando porque de todos mis hijos era el que siempre llegaba con un detalle, con un pastel; él es una persona muy especial porque siempre fue atento, de todos mis hijos el más cariñoso, el más apegado conmigo y se fue", relata entre lágrimas.
El joven trabajaba anteriormente en un centro comercial y estaba en búsqueda de nuevas oportunidades.
Cuando Susana interpuso la denuncia por su desaparición llevó consigo su mochila, donde encontró papeles, solicitudes de empleo y documentos que evidenciaban su intento por conseguir trabajo.
La incertidumbre se agravó semanas después, cuando en julio del mismo año se localizaron fosas clandestinas en la colonia Arboledas, muy cerca de donde desapareció su hijo y, desde entonces, Susana se ha sumado a las labores de búsqueda en campo junto con al colectivo "Amor por los Desaparecidos".
Asiste a procesamientos forenses, recorre brechas, se expone al calor, al frío, a las lluvias y a los peligros que representa caminar por terrenos donde hay inseguridad, víboras y todo tipo de animales ponzoñosos que ponen en riesgo su vida, pero nada la detiene.
En casa, la ausencia se hace más grande con los años, su hijo ya cumplió sus 27 años el pasado 13 de febrero y dejó una niña de 7, quien hoy representa el vínculo que Susana conserva de él.
Susana es madre de seis hijos, cuatro hombres y dos mujeres, aunque ama a todos por igual y reconoce que también sufren por no tener a su hermano.
El dolor, sin embargo, no ha logrado doblegar su voluntad, ya que a pesar de las dificultades familiares, incluso de la incomprensión, Susana insiste en seguir buscando.
"A veces, con la misma familia, con tu esposo, porque muchas veces no lo entiende, pero solamente otra persona que sea madre, que sepa por el dolor que uno pasa lo entiende, de que uno no va a desistir, que el peligro no te importa con tal de encontrarlo.
Es incomparable, es inmenso, es un amor sin interés, un amor sin esperar nada a cambio, un amor para siempre y el más sincero del mundo", expresa.
"Yo tengo la esperanza de que él esté vivo todavía", expresa mientras camina con su pala, su gorra y se cubre del sol.
Para ella y para muchas madres buscadoras, el mejor regalo este 10 de mayo no es una flor ni una comida especial: es tener de nuevo a su hijo entre sus brazos y, si no es posible, al menos saber qué le pasó, encontrarlo, darle un lugar, cerrar una herida que sigue abierta.
"Nada más decirles a las mamás que no tengan miedo, que sigan buscando a su familiar, a su hijo, porque si no lo busca uno nadie los va a buscar", finaliza, al recalcar que las autoridades ministeriales no hacen su trabajo para poder facilitar las cosas y apoyar a las familias a empezar a buscar a sus hijos.
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