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No sople en el ojo de nadie para eliminar un cuerpo extraño

Pifias comunes de los primeros auxilios. ¿De verdad sabe cómo reaccionar ante una hemorragia nasal?

  • Por: EL PAÍS
  • 03 DICIEMBRE 2015 - .
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Estos son los errores más comunes que cometemos al prestar los primeros auxilios.

¿Se imagina a Rambo (Sylvester Stallone) sin el torniquete de su brazo para detener la sangre que brota de su terrible herida? ¿O a la Señora Doubtfire (Robin Williams) sin socorrer al novio de su exmujer (Pierce Brosman) al atragantarse en un restaurante? O más cerca todavía, usted mismo, ¿no ha taponado nunca la nariz con algodón para cortar un sangrado? A pesar de tratarse de técnicas de primeros auxilios muy conocidas, no son siempre un ejemplo de buen hacer en situaciones que requieren ayuda sanitaria. Estos son los errores más comunes que cometemos al prestar los primeros auxilios.

1. Sacar a un accidentado del coche. Si ha presenciado un accidente de tráfico, habrá comprobado el deseo de los testigos por socorrer a las víctimas hasta que lleguen los servicios médicos. La primera regla de oro es no movilizar nunca a los heridos. Salvo un peligro inminente de explosión o de caída de objetos, nunca hay que sacarlos del coche ni cambiarlos de lugar. La razón es el riesgo de que exista una lesión cervical.

Si el accidentado es un motociclista, tampoco hay que intentar retirar el casco, salvo que esté dificultando la respiración y comprometiendo la vida.

2. Taponar una nariz que sangra. Seguro que es uno de los remedios que arrastra desde su infancia (otros advertían, con acierto, que así lo único que se consigue es tragarse la sangre). Es hora de desterrar creencias erróneas. “En las hemorragias nasales hay que inclinarse levemente hacia adelante, para que la sangre caiga hacia fuera y no vaya a la vía respiratoria”, indica un experto.  

3. Poner mantequilla sobre una quemadura. Olvide la grasa y coloque la zona quemada debajo del chorro de agua fría durante 10 minutos. “Eso es lo primero que hay que hacer, porque el agua fría para el mecanismo lesional de la quemadura”, dice Vara. Después, quite la ropa si no está pegada a la piel, “pero si está adherida, jamás lo intente”.

Cuando la quemadura se enfríe, compruebe si se han producido ampollas. “Si no las hay, se trata de una quemadura de primer grado, y lo único que hay que aplicar es crema hidratante, nada de mantequilla, ni vaselina ni hielo”, insiste.  

4. Comprimir el diafragma de un atragantado. Cuando alguien se atraganta y comienza a toser, la querencia inmediata es darle golpecitos en la espalda. “Pero es mejor animarle a que tosa más fuerte para que expulse lo atascado”, advierte José Javier Varo, quien cuenta que, en los atragantamientos, la situación más grave sucede cuando la vía área está completamente obstruida. La persona no tose ni es capaz de respirar. Se lleva las manos al cuello, su cara pasa del rojo al azulado… “En este caso hay que dar hasta cinco golpes en la espalda, entre los dos omoplatos. 

5. Provocar el vómito a un niño que se ha tragado un objeto extraño. Si el pequeño se traga una moneda no tiene que cundir la alarma, ya que “es un objeto redondo, sin aristas, y lo expulsará con las heces”. Si se traga un cuerpo cortante o punzante, “llévelo inmediatamente a urgencias, pero jamás le provoque el vómito”.

6. Dar leche para neutralizar el efecto de la lejía.

w Otro error muy común es obligar a beber leche a un niño que ha ingerido lejía. “No hay que darle de beber nada, ni leche ni agua ni ningún otro líquido. Nunca administramos un antídoto por boca, porque no son eficaces y pueden empeorar las lesiones. Tampoco hay que provocar el vómito, porque el líquido al pasar por el tubo digestivo hace daño al entrar y al salir”, insiste el médico. Lo correcto es llamar a urgencias.

7. Provocar el vómito a quien ha tomado muchos fármacos. Ni en niños ni en adultos hay que recurrir a forzar el vómito para que salgan los fármacos ingeridos. En el hospital se utiliza carbono activado para evitar que se absorba el medicamento. El lavado gástrico se hace cada vez menos.

8. Comprimir el estómago de un ahogado para que expulse el agua.

Lo hemos visto cientos de veces en la televisión, pero no debemos repetirlo, “porque puede pasar parte del contenido del estómago a los pulmones, empeorando la situación”, dice Varo. Ante un ahogamiento, lo correcto es seguir las directrices de la reanimación cardiopulmonar (RCP): mantener la vía aérea abierta, comprobar si respira y tiene pulso; si no lo hace, comenzar las maniobras de RCP 

8. “Si el ahogado está inconsciente pero respira, se coloca de lado hasta que llegan los paramédicos”, aclara el médico.

9. Soplar en el ojo para eliminar un cuerpo extraño. Cuando entra algo en el ojo, la reacción inmediata del acompañante es soplar e intentar retirar el objeto causante de la molestia con un pañuelo. “No es una buena idea, porque podemos provocar erosiones en la córnea. 

Lo más adecuado es lavar el ojo (con suero fisiológico o agua) para que el líquido arrastre el objeto hasta que salga. Llorar profusamente tiene un efecto parecido”, revela Vara.

10. Sacar un objeto que se queda clavado en el cuerpo. Intentar extraer a este intruso puede empeorar las lesiones. 

Por ejemplo, “un palo clavado en una pierna, tal vez afecte a una arteria, pero está conteniendo la hemorragia. Por eso, si es un objeto relativamente grande, hay que quitarlo en el quirófano para ir viendo hasta dónde ha llegado”. 

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