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Neuroliderazgo: 4 ideas sobre bases cerebrales del liderazgo

Varios descubrimientos científicos que nos hacen entender el liderazgo de una manera diferente

  • Por: AGENCIAS
  • 12 NOVIEMBRE 2018 - .
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El neuroliderazgo es un concepto que hace referencia a la parte del liderazgo y la gestión de equipos.

Prácticamente cualquier ámbito del comportamiento humano tiene una faceta neurobiológica, que puede ser estudiada investigando el funcionamiento del cerebro. 

Sin embargo, este ámbito de investigaciones no se centra solo en los procesos mentales del individuo aislado de su entorno, aino que incluye también la manera en la que el entorno influye a nuestras redes de neuronas, y viceversa.

Por eso existe el neuroliderazgo, concepto que hace referencia a la parte del liderazgo y la gestión de equipos que tiene que ver con lo que sabemos sobre el cerebro humano.

LA RELACIÓN ENTRE EL CEREBRO Y EL LIDERAZGO: 4 CLAVES

Aquí encontrarás varias ideas clave que ayudan a entender de qué manera el funcionamiento del cerebro se relaciona con la manera de actuar de los líderes, según principios del neuroliderazgo.

1. LA IMPORTANCIA DE LA MEMORIA EMOCIONAL

Las últimas décadas de investigación en las bases neurobiológicas de la memoria nos han mostrado que la parte emocional de los recuerdos funciona de una manera distinta al modo en el que “archivamos” en nuestro cerebro los elementos más racionales y fáciles de explicar verbalmente.

Esto significa, entre otras cosas, que la intensidad del recuerdo de una emoción no tiene por qué ser la misma que la del recuerdo de una idea, frase o razonamiento. De hecho, la huella emocional suele ser más duradera que aquella que se expresa a través de ideas concretas y palabras.

A la práctica, nuestras actitudes hacia una persona dependen no de aquellas creencias que tenemos sobre ella, sino de las emociones y sensaciones que nos produce por las veces que hemos entrado en contacto con ella en el pasado, aunque no recordemos exactamente qué pasó en esos encuentros.

2. LA DEMORA DE LA GRATIFICACIÓN

La capacidad para renunciar a recompensas inmediatas para poder optar a recompensas a medio o largo plazo es una de las capacidades psicológicas que más útiles resultan a la hora de alcanzar metas ambiciosas, que son aquellas a las que pueden aspirar grandes equipos que se coordinan entre sí.

Poniendo el foco en el individuo (y más concretamente, en su cerebro), esta característica mental tiene que ver con la manera en la que los lóbulos frontales contrarrestan las influencias que el sistema límbico tiene a la hora de establecer planes de acción. Mientras que los lóbulos frontales están relacionados con la socialización y la conceptualización de metas abstractas, el sistema límbico es mucho más pasional e individualista.

Esto significa que quienes han desarrollado unos lóbulos frontales más conectados con el resto del cerebro, suelen tener mayores facilidades para resistir las tentaciones e invertir tiempo y esfuerzo en llegar a objetivos, lo cual es fundamental en los líderes tanto para no hacer fracasar proyectos como para dar ejemplo.

3. RECURSOS COMUNICATIVOS

La capacidad para comunicarnos utilizando el lenguaje es la característica definitiva que nos distingue de los animales, y lo es por un buen motivo. 

Gracias a esta herramienta basada en símbolos, podemos involucrar en una misma acción a un número prácticamente ilimitado de personas, contribuyendo a que se pongan de acuerdo para lograr una meta común.

Por ejemplo, gracias al desarrollo del lenguaje mediante una reorganización de la corteza cerebral fue posible establecer redes de comercio primitivo y cazar en grupo, y la expansión de esta clase de habilidades a partir de la escritura dio paso a las grandes civilizaciones con ciudades en las que la vida social y cultural se centralizaba.

4. LAS CLAVES DE LA IDENTIDAD DE GRUPO

Los líderes tienen que ser capaces de transmitir los valores y las ideas en las que se basa una organización, independientemente de si esta es formal o informal. 

Y en este aspecto es necesario tener en cuenta que los seres humanos percibimos los elementos como un todo, sin valorar sus elementos individuales por separado.

Por ejemplo, si en una empresa en la que se dice constantemente que la cooperación es el valor clave de la organización hay una arquitectura y diseño de espacios que denoten fuertes separaciones entre rangos y tendencia a la exclusividad elitista de algunas zonas, el resultado no será que los trabajadores tendrán una percepción equilibrada de la entidad al tener la impresión de que un elemento se compensa con el otro; al contrario, creerán que en el funcionamiento de la empresa hay grandes incongruencias.

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