´Cada día es más difícil mantener este negocio´
Doña Dolores Solís no se vence y se mantiene firme con su florería, a pesar de la difícil situación económica; la venta de flores le ha dado para salir adelante

Entre pétalos y esperanza: El negocio de flores que resiste desde hace más de 30 años en Reynosa.
A pesar de las dificultades económicas, el aumento de precios y la incertidumbre del mercado, la señora Dolores Solís se mantiene firme al frente de su negocio familiar de venta de flores, ubicado sobre la calle Río Mante, casi esquina con bulevar Hidalgo, un punto tradicional donde cada año acuden clientes a comprar flores, especialmente en fechas significativas, como el Día de las Madres.
"Cada día es más difícil mantener este negocio", reconoce con franqueza. Con más de 30 años de experiencia en el ramo, Dolores y su familia han sido testigos de cómo ha cambiado el comercio de flores, una tradición que resiste entre márgenes estrechos y un mercado cada vez más desafiante.
La celebración del 10 de mayo representa una de las fechas más importantes para los comerciantes de flores; sin embargo, este año las condiciones no han sido favorables.
Dolores explica que los precios han subido de forma considerable y la flor es más escasa de lo habitual.
"Nosotros traemos la flor desde el Estado de México, pero ahora los proveedores no nos surtieron como antes. La flor fina subió hasta un 80 por ciento, y las rosas, que son las más pedidas, están 60 por ciento más caras que el año pasado", detalló.
Esto ha provocado que las inversiones sean más riesgosas, ya que la flor es un producto perecedero que requiere cuidado constante y se pierde fácilmente si no se vende a tiempo.
A pesar de las adversidades, Dolores y su equipo ya tienen listos sus arreglos. Venden tanto al mayoreo como al menudeo y buscan ajustarse al presupuesto de cada cliente. "Tenemos arreglos desde 500 pesos hacia arriba; las rosas sueltas están en 30 pesos la pieza y los ramos rondan los 300 pesos, aunque todo depende del tipo de flor y la presentación", comentó.
El negocio de Dolores Solís no sólo vende flores: también emociones, recuerdos y amor, sobre todo en un día como el 10 de mayo. A lo largo de tres décadas, este local ha sido testigo de reencuentros, despedidas, homenajes y celebraciones. "Aquí hemos visto pasar generaciones. Hay clientes que venían con sus mamás y ahora traen a sus hijos", comenta con una sonrisa nostálgica.
Sin embargo, reconoce que los tiempos han cambiado. La competencia, los precios y la situación económica golpean fuerte, pero el compromiso con la tradición y el amor por su
oficio siguen siendo el motor para seguir adelante.
"Confiamos en que la gente aún valore este detalle tan bonito como lo es regalar flores. Es una forma sencilla, pero poderosa de decir ´Te quiero, mamá´", finaliza Dolores, mientras acomoda un ramo de rosas que espera encontrar pronto un nuevo hogar.
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