Mi Reynosa

VIH reto de vida frente a la muerte

El lado obscuro de esta enfermedad es el estigma y el rechazo de la sociedad, a algo que mata más que el mismo trastorno

  • Por: HUGO REYNA
  • 01 DICIEMBRE 2017 - .
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Los pacientes diagnosticados de VIH enfrentan un reto aun mayor que la misma enfermedad, sobrevivir al estigma, rechazo y discriminación que daña mas que el padecimiento.

A partir del diagnóstico en el paciente de VIH no solamente inicia un tortuoso camino de aferramiento a una realidad que fenece y que adopta ahora la del desafío por vivir, también asoma al límite de conocer el rostro oscuro que rodea al padecimiento de quienes han aprendido a salir adelante bajo el estigma de la discriminación y la persecución social por asumir el estatus de marginado por sus “excesos” carnales.

Alberto “N” es un paciente con VIH, hace 16 años recibió el diagnóstico que cambió su vida en forma definitiva, sentado en una silla del humilde comedor en la vivienda que comparte con sus padres y hermanos enciende la charla y lanza un obús al confesarse ante el reportero.“ Pensé en morir, cuando me enteré de tener SIDA quise lanzarme a las vías del ferrocarril, pensé en suicidarme y acabar con el sufrimiento que ya había visto en otras personas y amigos, pero lo acepté, los primeros tratamientos y esfuerzos para mi salud los recibí en la ciudad de Edimburg, Texas, y hoy recibo medicamentos y consulta por medio del Centro Ambulatorio para la Prevención y Atención en SIDA e Infecciones de Transmisión Sexual (Capacits).

Conforme transcurrió el tiempo afirma que aprendió a tolerar los episodios de violencia física, discriminación y sobretodo el rechazo generalizado de las personas por su estatus de paciente con VIH.

Refiere que perdió su empleo, ha presentado solicitudes, pero en todos se le exigen estudios clínicos y al enterarse de su condición se le niega la oportunidad laboral o bien no se le convoca.

“Es un martirio, aun cuando tienes que asumir con valor y coraje este reto de vivir con VIH en muchos casos sentimos que es más el rechazo y la agresión que enfrentamos lo que poco a poco nos esta matando a los enfermos, más que la misma enfermedad”, expresa  emocionado.

Alberto pasa los días confinado en su casa, apenas y sale a la calle, aunque admite que prefiere evitarlo ya que al hacerlo tiene que padecer de agresiones de sus vecinos que lo atacan, le lanzan piedras e insultan lo que se convierte en una muestra intolerable de violencia en su contra.

Los medicamentos que componen el coctel de tratamiento médico los adquiere en forma gratuita a través del Sector Salud, pero en algunas ocasiones no hay disponibilidad y recurre a conseguirlos a través de amigos o donaciones que solicita lo mismo en Reynosa como en el Valle de Texas.

Durante la plática con el reportero, Alberto hace aspavientos con sus manos en la mesa, alza los brazos y asume una postura de reflexión y confiesa que la enfermedad es un reto de vida frente a la muerte, se autoproclama como “sobreviviente” de un padecimiento que pese a que hoy es catalogado como una enfermedad crónico-degenerativa como la diabetes, el estigma y discriminación es y ha sido el mayor desafío que ha enfrentando desde hace 16 años en que fue diagnosticado de VIH.

“Tenemos y es necesario asumir con valor y fuerza y no rendirnos, si lo hubiera hecho, si aquello que me ha causado dolor físico por el rechazo lo hubiera adoptado como tal, ya hubiera muerto hace muchos años”, Asienta.



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