Abraham, a quien muchos automovilistas conocían como “El Potro Salvaje”, murió ayer a consecuencia de las graves heridas que le ocasionaran cuando lo atropellaran en el crucero donde hacía reír a la gente con sus ocurrencias.
El pasado domingo por la noche, un vehículo lo arrolló en la avenida Rodolfo Garza Cantú y su conductor se dio a la fuga dejándolo abandonado a su suerte.
Paramédicos de una institución de auxilio llegaron por él y lo trasladaron aún con vida al Hospital General.
Ahí permaneció hasta ayer al mediodía cuando los médicos que lo atendían, lo declararon muerto.
No pudo sobreponerse a la gravedad de las lesiones y ayer poco después de las 12:00 horas, personal de trabajo social del Hospital General informó del fallecimiento.
Cuando lo ingresaron herido, le tocó a la UGI-1 iniciar la carpeta de investigación, pero ayer que falleció fueron investigadores, adscritos a la UGI-2 quienes se constituyeron en el anfiteatro de dicho nosocomio para dar fe del cuerpo y continuar con la indagatoria, pero ahora por el delito de homicidio culposo.
Abraham era ampliamente conocido por automovilistas que transitaban por la avenida Rodolfo Garza Cantú, porque a cambio de unas monedas, los divertía con una serie de pasos de baile chuscos, con los que se ganó el apodo de “El Potro Salvaje”.