Lo mata una bala perdida

Un ejidatario de la tercera edad se convirtió en una víctima colateral de un enfrentamiento entre militares y delincuentes armados en el Ejido El Grullo

Un ejidatario de la tercera edad murió la tarde de ayer, al ser alcanzado por un proyectil cuando se encontraba reparando una llanta de su camioneta en el patio de su casa.

Frente a la vivienda de Marcelino Uresti, de 63 años, en el Ejido El Grullo se registró un enfrentamiento entre militares y delincuentes armados y uno de los proyectiles lo alcanzó en el tórax convirtiéndolo en una víctima colateral.

Marcelino alcanzó a levantarse y correr hacia el interior de la vivienda, gritándole a sus familiares que se tiraran al suelo temiendo que corrieran la misma suerte que él.

Fue todo lo que alcanzaron a escuchar los familiares de Uresti, porque luego lo vieron caer en la cocina cerca de la puerta de acceso.

Al ver que se encontraba todavía con vida llamaron al 911 de donde movilizaron una ambulancia de Protección Civil Regional, cuyos paramédicos llegaron y al examinarlo lo encontraron sin vida.

Policías Estatales arribaron y encontraron en el lugar a elementos del Ejército quienes les confirmaron que iban en persecución de individuos armados quienes los habían agredido.

Poco después de las 16:00 horas arribaron policías ministeriales, investigadores y peritos de la Fiscalía General de Justicia del  Estado, así como de la Fiscalía General de la República.

En principio se pensó que como había intervenido el Ejército en los hechos correspondía conocer del caso a la FGR, pero al final tocó al fuero común, porque la víctima resultó ser un civil.

Investigadores y peritos del estado levantaron evidencias y se entrevistaron con los familiares de don Marcelino para conocer el desarrollo de los acontecimientos e iniciar la carpeta de investigación.

Un familiar político de la víctima, dijo que Uresti se encontraba echándole aire a una de las llantas de su camioneta cuando se escucharon los disparos y al sentirse herido alcanzó  correr hacia el interior de su casa, pero ya iba con el tórax atravesado.