La escena de la habitación del hotel barato era escalofriante.
El cadáver de la mujer se encontraba desnudo. Había sido estrangulada. Se encontró sólo su bolso con su identificación y sus zapatos.
En el espejo de la habitación escribieron con lápiz labial: “Jack, reto a Cueto”.
En los años 60s en la Ciudad de México. Durante algunos meses aparecieron 12 cadáveres de mujeres que fueron asesinadas usando la estrangulación.
Todas las mujeres eran prostitutas que laboran en el centro histórico de la Ciudad de México.
Uno de los jefes de la Policía capitalina de aquella época se apellida Cueto.
Las investigaciones del caso llevaron a la captura de un ex policía llamado Macario Alcalá Canchola.
Macario provenía de una familia pobre. Dificilmente pudo aprender a leer y escribir. Básicametne era un ignorante.
Era, además poco agraciado físicamente y no había logrado nada significativamente en la vida.
De fracaso en fracaso fue su vida.
Durante un tiempo ingresó a la infantería de la Guardia Presidencial. Lo despidieron por su incompetencia e indisciplina.
Intentó ganar fama como boxeador, pero no tenía talento. Lo tuvo que dejar.
Pese a que no tenía buen físico, logró casarse y tener hijos. Pero su matrimonio fue un tormento y fracasó también.
La vida lo llevó a convertirse en policía de la Ciudad de México. Ahí sí tuvo progresos, pero los aplicó para asesinar. Para ser policía utilizó el nombre falso de Fernando Garcia.
Aprendió la técnica de las huellas dactilares para la identificación de personas, además de el análisis de escenas de crímenes y recolección de evidencias.
La noche del 19 de septiembre de 1962, Macario fua una cantina. Ahí conoció a una prostituta y la contrató para tener relaciones sexuales.
Acudieron a un hotel y se registró con el nombre falso de Fernando García.
En su declaración, Macario reveló los detalles del homicidio.
Dijo que sujetó el cuello de la mujer con la mano derecha y giró sus dedos para sofocarla y luego desmayarla.
La escena del crimen que encontraron los policías era falsa, era una representación de una escena. El cuerpo de la mujer fue colocado desnudo sobre la cama, en la habitación se habían eliminado los indicios de lucha, el asesino se había llevado la ropa de la víctima.
Solo había dejado los zapatos de tacón y el bolso, dentro del bolso estaba la identificación de la mujer, quien se llamó Julia González Trejo.
Tuvo cuidado en no dejar huellas dactilares. En uno de los espejos pintado con un lápiz labial escribió un reto a los policías.
Por la identificación de la mujer se supo donde ejercía la prostitución y se descubrió quién había sido su último cliente. Con esas pistas, la policía logró la detención de Macario.
Pero durante los interrogatorios, se le acusó del crimen de otra mujer, también prostituta, que su cuerpo fue encontrado desnudo en el baño de un hotel.
El asesino se había llevado las pertenencias de la víctima y se había eliminado las evidencias de lucha.
Pero existían por lo menos 12 mujeres más que habían sido encontradas sin vida en habitaciones de hoteles. Todos los crímenes tenían el mismo sistema. Eran estranguladas y se había eliminado evidencias de luchas.
Durante la investigación, se interrogaron a amigos de asesino, quienes revelaron que Macario presumía de haber cometido el asesinato de mujeres. También dijeron que habla de los homicidios antes de que salieran en los periódicos.
El caso de Macario llamó mucho la atención de los psicólogos. Se le práctico un análisis de su perfil psicológico.
Su perfil dice: “Es un exhibicionista acomplejado. El hecho que hubiera escrito un mensaje en el espejo demuestra que quiere ser tomado en cuenta y su delito transcienda.
Actuó con serenidad porque se comprobó que se llevaba la ropa de su víctima.
Se dijo también que tenía marcados rasgos antisociales y era un narcisista.
La esposa de Macario declaró que él se sentía superior a todo aquello que lo rodea.