Algunos de ellos son difíciles de conseguir y generalmente se extraen desde animales que solo habitan ciertos lugares geográficos.
Uno de esos productos son las plumas de eider, las cuales se encuentran en la bahía de Breidafjordur, en Islandia.
En ese sitio, 400 agricultores van a recolectar cada verano las plumas del exótico pato polar.