Suele decirse que es el día más especial de la vida.
Se gasta mucho dinero para comer, beber y abrazar a todas esas personas que valoramos. Y lo que queremos es que todo vaya de acuerdo a lo planeado: que el brindis reciba sus aplausos, que la torta se corte de manera precisa.
Pero no. A veces las cosas toman otro camino, y recibimos lo opuesto a nuestros deseos.
No todas las bodas son perfectas ni de ensueño.