Guadalara, Jalisco
Cuando la carrera de la cantautora y escritora conocida como Amandititita despegó en 2006 con sus famosas canciones de anarcumbia, un género que ella misma creó, su vida cambió de forma abrupta. De pronto se encontró sola en el ojo público, expuesta al escrutinio y la burla incesantes.
Los comentarios sobre su aspecto, sus letras y su actitud aparecieron de inmediato. Muy poco tiempo después, comenzaron a cuestionar su vida personal, incluyendo su relación con su padre, el músico Rodrigo González, conocido como Rockdrigo, fallecido trágicamente en el terremoto de 1985 en la Ciudad de México. Todos tenían algo que decir sobre ella. Todos querían contar una historia que ella había mantenido en silencio. Esto, junto con su carácter reservado, la llevó a una etapa marcada por el consumo de alcohol y sentimientos de culpa, hartazgo y soledad.
A cinco años de sobriedad, Amanda Lalena Escalante, la mujer real detrás de Amandititita, decidió narrar su versión. Su biografía, Un Día Contaré Esta Historia, fue publicada por el sello Grijalbo. El libro aborda no solo el costo de la fama, sino también su infancia: el hambre, la incertidumbre y la falta de cuidado en momentos clave.
Con el actual interés por la liberación femenina, los derechos de las infancias y los cuidados, Amanda considera que este es por fin el momento adecuado para hablar de sus experiencias, sobre todo las más sórdidas.
"Venimos de una época donde a las mujeres nos teníamos que hacer las duras, silenciarnos, ocultarnos. Este libro fue como remover escombros de todo lo que yo, por muchos años, callé. Esta es mi voz, la voz de la niña que no pudo decir nada y que cuidó siempre cuando a ella nadie la protegió", dice.
"Nos enseñaron que la gente no tenía que enterarse de que no teníamos dinero o que no teníamos quien nos cuidara o sobre nuestra salud mental, pero ahora me siento orgullosa de mi historia. Toda la vida supe que la iba a escribir, desde antes de la música, desde antes de tener este reflector que tengo ahora, supe que yo quería ser escritora y a veces siento que la música me pasó para que cuando contara esta historia le llegara a muchísima más gente. Esta historia me pasó para que la contara".
El libro comienza con la muerte de su padre bajo los escombros del edificio en el que vivía. Amanda tenía seis años. Desde entonces su infancia y su adolescencia estuvieron marcadas por carencias y abandonos, vivió junto a su madre episodios de crisis: depresión, uso problemático de sustancias, relaciones abusivas y la precariedad constante. La autora atravesó esta etapa siendo aún adolescente.
Luego, azuzada por los amigos que luego se convirtieron en su familia, entró a la música, hizo sus canciones que los medios tradicionales miraron con recelo, a pesar de eso, vino la fama, el dinero, las traiciones, la presión mediática y su propio consumo de alcohol.
A pesar de todo esto, el eje del libro es el perdón. No busca venganzas, dice, sino entender lo que ocurrió y dejarlo atrás.
"El perdón es real. Por eso pude escribir esta historia, porque la perdoné. De otra manera, ni siquiera me hubiera salido. Estaría muy enojada, estuve enojada muchos años de mi vida".
Aunque ya no se encuentra emocionalmente en ese lugar, afirma que escribir también fue una forma de enfrentar lo que vivió. Cuenta que su padre nunca le dio el apellido. Que su madre tuvo parejas que las agredieron. Que vivió sola a los 16 años sin otra compañía que la de su pequeño gato. Que pasó hambre. También que encontró refugio en la meditación, el yoga y su camino espiritual.
"Sé que tengo que hablar y cada vez que lo estoy hablando lo estoy acomodando. Por años no lo hablé. Incluso tenía miedo de que la familia de mi esposo (Ulises Lozano, músico de la banda Kinky) supiera cosas de mí, de mi mamá o de dónde vengo, pero sus respuestas han sido hermosas. Ahora me voy a sentir yo. No voy a estar ocultando. Quiero que todos mis amigos sepan de dónde venía y que cuando se alejaron de mí era cuando más los necesitaba".
También espera que el libro llegue a las televisoras que la atacaron y a quienes todavía hoy se burlan de su apariencia en redes.
"Es muy fácil señalar y molestar a la gente sin saber si esa persona se está debatiendo entre la vida y la muerte. Es delicado".
Escribió el libro sabiendo que muchos se acercarían por curiosidad. Por eso, al final, habla de sobriedad y espiritualidad.
"Estamos viviendo en un mundo en el que si eres un poco inteligente vas a buscar otro mundo", dice. "La espiritualidad te da esa otra opción. Por eso pude pasar por todas esas cosas. Viví cosas que hoy veo y pienso que es imposible que no me haya pasado nada. Todo el tiempo supe que algo me protegía".
Ahora se enfrenta, mientras contesta entrevistas de la prensa desde su hogar en Estados Unidos, desde donde viaja constantemente a México, al silencio previo a los comentarios de sus lectoras y lectores. Dice que por fin está lista para hablar de esto. Para contar todo lo que pasó para intentar despertar la atención de otros padres. Pedirles que cuiden a sus hijos.
Está lista también para seguir su camino en la música, que sigue amando a pesar de las vicisitudes de la industria. Pronto, anuncia, publicará su primer disco de rap. Le parece irrisorio pensar en una mujer de 45 años haciendo rap, pero ahí es a dónde la ha llevado su camino.