Por años, los problemas de adicción de cualquier tipo, sustancias o alcohol, han sido catalogados como un cáncer para las familias, y es que, lamentablemente, pueden llegar a destruir no sólo a quien consume, sino también a todos aquellos que se mantienen en su entorno. Madres, padres o parejas e hijos son siempre los más afectados, ya que al mantenerse sometidos a un estrés constante su sistema nervioso colapsa, desencadenando una serie de complicaciones de salud que pueden, incluso, llevarlos a la muerte.
"En ese momento no me importaba, yo la veía llorar y tener ataques de ansiedad, pero nunca hice caso", fueron las palabras de Brisa, una jovencita de apenas 15 años quien se adentró en el mundo de las adicciones desde muy pequeña, detalla que su madre, quien nunca la ha abandonado, pues desarrolló problemas severos de ansiedad a raíz de esta situación.
Laura, quien al igual que Brisa, se encuentra en proceso de recuperación, dijo: "Mi problema siempre ha sido la rebeldía, la renuencia; antes de consumir una sustancia siempre dicen que una cosa lleva a la otra; realmente, nunca me importó lo que mi familia pensara o si les llagaba ha hacer algún daño. A veces mi papá no comía por andarme buscando en la calle".
Una combinación peligrosa es la depresión y el consumo de drogas. Julio, quien durante 5 años se mantuvo dentro del mundo de los estupefacientes intentando salir de su realidad, nos cuenta: "Más allá de una simple depresión, quienes son depresivos emocionales sabrán de lo que estoy hablando, lo que es meterte entre cuatro paredes debajo de tu cobertor, llorar, no querer saber nada, querer dejar de vivir, escuchar a mi madre detrás de la puerta suplicándome que saliera de ahí... fue el terminar una relación lo que me llevó a una depresión y de ahí a una adicción".
Otros jóvenes, tratando de encajar dentro de un círculo de amistades, le abren la puerta a narcóticos. "Yo era un niño de videojuegos, jugar futbol, basquetbol y todo eso cambió a escuchar música que me satisficiera esa necesidad cuando yo me drogaba; me volví rebelde, porque mis padres me enseñaron valores, pero yo dejé todo eso atrás por estar con malas amistades, ya que por querer aparentar algo que no somos llegamos a cometer muchos errores", relato Jael.
Cada situación es distinta, sin embargo, las consecuencias son similares, en Reynosa hay registro de casos en los que la familia cercana de las personas adictas sufren maltrato físico o psicológico, de ahí la importancia de un acompañamiento psicológico para ellos, a la par del proceso de recuperación del paciente.
El número de casos de jóvenes desde los 12 años, hasta personas mayores con problemas de adicciones van en aumento; en centros de rehabilitación de este municipio se registra hasta el doble de ingresos comparado con 2024.