"Depende de su definición", dijo Trump a los periodistas el martes mientras se dirigía a La Haya, donde se celebra la cumbre de este año. "Hay numerosas definiciones del Artículo 5, lo saben, ¿verdad? Pero estoy comprometido a ser su amigo". Más tarde, cuando se le pidieron detalles, el mandatario dijo que está "comprometido a salvar vidas" y "comprometido con la vida y la seguridad" pero no amplió más, diciendo que no quería abundar en el tema mientras volaba en un avión.
Los comentarios, registrados por los periodistas en el Air Force One mientras Trump viajaba a Holanda, anticiparon lo que podría ser otra volátil aparición del presidente republicano en una cumbre que celebra una alianza que a menudo ha despreciado.
Y esto ocurre con la agitación en Oriente Medio como telón de fondo, después de que Trump decidiera atacar tres instalaciones de enriquecimiento nuclear en Irán, así como su anuncio repentino de que Israel e Irán habían alcanzado un "alto el fuego completo y total". Ese brusco giro en las hostilidades, seguido horas después por la declaración de Trump de que ambas partes violaron el acuerdo, ya había comenzado a influir en la cumbre: el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, eludió el tema aun cuando cientos de personas se congregaron en La Haya el domingo para denunciar el conflicto en una protesta que, presuntamente, se centraría en el gasto en defensa.
Aun así, otros países de la alianza atlántica se han acostumbrado a lo impredecible cuando se trata de Trump, quien no ha ocultado su desdén por la institución, creada como un bastión contra las amenazas de la antigua Unión Soviética.
Su debut en la cumbre de 2017 quizás se recuerde más por su empujón a Dusko Markovic, primer ministro de Montenegro, mientras se abría paso hacia la parte delantera del grupo de líderes mundiales durante un recorrido por la sede de la OTAN.
Y comenzó la cumbre del año siguiente cuestionando el valor de la alianza militar de décadas de antigüedad y acusando a sus miembros de no contribuir lo suficiente a su defensa, temas que ha repetido desde entonces. En Bruselas, Trump propuso como objetivo de gasto el 4% del Producto Interno Bruto de cada nación, una cifra que entonces parecía impensable.
"La OTAN estaba quebrada, y yo dije, 'Van a tener que pagar'", afirmó Trump el martes, recordando sus encuentros iniciales con la alianza. "E hicimos todo un asunto, y ahora están pagando mucho. Luego dije, 'Van a tener que elevarlo al 4% o 5%, y 5% es mejor'".
Ese 5% es "bueno", dijo Trump, y agregó: "Les da mucho más poder".
La senadora de Nueva Hampshire, Jeanne Shaheen, la principal representante demócrata en el Comité de Exteriores del Senado, también asistirá a la cumbre en La Haya. Según ella, cualquier intento de Trump de sembrar la división en la alianza, beneficiará al presidente de China, Xi Jinping, a quien la OTAN han acusado de apoyar a Rusia en su invasión de Ucrania.
"Eso no ayuda a Estados Unidos, no ayuda a nuestra seguridad nacional", manifestó Shaheen en una entrevista. "Lo que hace es dar una victoria a nuestros adversarios, y es difícil de entender que un gobierno que afirma estar tan preocupado por la amenaza (de China) se comporte de esa manera".
Trump dejó muy clara su actitud hacia las alianzas globales durante sus campañas presidenciales.
Como candidato en 2016, sugirió que si llegaba a la Casa Blanca no acataría necesariamente las garantías de defensa mutua contempladas en el Artículo 5 del tratado de la OTAN. Y en un mitin de campaña en 2024, relató una conversación con otro líder de la alianza en la que dijo que "animaría" a Rusia "a hacer lo que le diera la gana" a los miembros que no cumplieran con el objetivo de gasto militar.
En La Haya, Trump querrá presumir —y atribuirse el mérito— del compromiso de elevar ese gasto, que exige a los demás socios que inviertan en defensa a una escala sin precedentes.
La semana pasada, el presidente llegó a argumentar que Washington no debería tener que cumplir con el compromiso de gasto del 5% que quiere imponer a los demás miembros de la alianza, aunque pareció suavizar esos comentarios el martes.
Ese 5% se divide en la práctica en dos partes. La primera, el 3,5%, está destinada a gastos militares tradicionales como tanques, aviones de guerra y defensas antiaéreas. El 1,5% restante es un poco más difuso, pero puede incluir cosas como carreteras y puentes que podrían ser utilizadas por las tropas para desplazarse. Según la OTAN, Estados Unidos gastó alrededor del 3,4% de su PIB en defensa en 2024.
La mayoría de los países de la OTAN, con España como principal detractor, se preparan para respaldar ese compromiso, motivados no solo por la invasión de Ucrania lanzada por el presidente ruso, Vladímir Putin, para reforzar sus propias defensas, sino también quizás para apaciguar a Estados Unidos y a su tempestuoso líder.
"Hace tiempo que no lo dice, pero en Europa todavía hay mucha preocupación porque Estados Unidos pueda retirarse de la OTAN o no respete el Artículo 5", dijo Matthew Kroenig, vicepresidente y director senior del Centro Scowcroft para Estrategia y Seguridad del Consejo Atlántico y exfuncionario del Pentágono. "Creo que hay un miedo real entre los europeos de que necesitamos complacer a Trump para mantener a Estados Unidos comprometido con la OTAN".
"Nos guste o no, creo que el estilo más duro de Trump logra más resultados", agregó Kroenig.
Los aliados europeos han tomado nota de posibles indicios de una retirada más amplia de Estados Unidos. Francia y otros socios han mostrado su preocupación por el hecho de que el gobierno de Trump considere la posibilidad de reducir la cantidad de efectivos en el continente y trasladarlos al Indo-Pacífico, que, según funcionarios del gobierno, es una prioridad mayor.
Sin embargo, el secretario de Estado, Marco Rubio, y el embajador de Estados Unidos ante la OTAN, Matt Whitaker, han subrayado el compromiso de Washington y dijeron que el gobierno solo busca una alianza más fuerte.
La Casa Blanca no ha dicho con qué líderes mundiales se reunirá Trump en el Foro Mundial en La Haya. El mandatario dijo el martes que "probablemente" verá al presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy. Estaba previsto que se viesen en la cumbre del Grupo de los Siete en Kananaskis, Alberta, a principios de junio, pero el republicano interrumpió abruptamente su viaje y regresó a Washington mientras el conflicto entre Israel e Irán se intensificaba.