Y qué más

Lo hacía con mucho cuidado

El trágico secreto salió a la luz pública cuando se difundió la noticia, ya que todos los vecinos lo veían muy tranquilo

  • Por: ANTONIO RAMÍREZ
  • 29 ABRIL 2016 - .
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En el interior de esta casa se mantuvo en secreto el drama de una niña abusada por su propio padre.

En el barrio, eran poco conocidos porque acababan de llegar a la colonia Villa Florida, sector B. Los vecinos sabían de la existencia de Sergio porque lo veían salir acompañado de la niña, su hija de 4 años, a comprar tacos a una taquería cercana al domicilio situado en Laureles 464 de Villa Florida. 

Nunca se imaginaron que tras la careta de hombre tranquilo y padre amoroso, se ocultaba un ente perverso que mantenía sometida a la niña a sus caprichos sexuales. El encargado de un modesto negocio que se ubica a una cuadra, dijo: 

“Yo lo conocía de vista, pues tenía poco de vivir aquí en el barrio. Varias veces vino a comprar comestibles, pero poco hablaba con los vecinos por eso no sabíamos nada de él, ni de su entorno familiar”. 

La dueña de una taquería habló varias veces con Sergio Oros Sánchez y por él supo que todo el día cuidaba a la bebita y a otro hijo procreado en su matrimonio con Verónica Yaneth Torres Urbano.

De la mujer nada sabían, porque casi no la veían porque no salía o porque se encontraba trabajando. Decía que su esposa trabajaba y que él se encargaba del cuidado de los niños. Todos supieron de lo que había pasado en la casa marcada con el número 464 de la calle Laureles, cuando se difundió la noticia de la muerte de la niña.  

DIFíCIL SABER LO QUE PASABA

Entrevistado el presunto filicida violador, se dijo resignado a enfrentar el castigo que las autoridades le impongan. Pero él sólo acepta que violó a la niña, más no reconoce que la haya golpeado. 

“Ella se levantaba en las noches, como sonámbula y en varias ocasiones se caía y se golpeaba… Eso era lo que pasaba, porque yo nunca la golpeé”, dijo como si con eso atenuara su grave situación. 

Al ser cuestionado sobre la forma como acallaba a la pequeña, dijo cínicamente que “es que yo nunca la maltraté, cuando lo hacíamos era con mucho cuidado y ella lo tomaba como algo muy normal, por eso nunca le dijo a su mamá, lo que pasaba entre nosotros cuando ella estaba ausente”. 

Por eso todo lo mantuvieron en secreto, hasta que sucedieron los trágicos resultados: La muerte inevitable de la pequeñita. 

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