Rompe el protocolo; bendice a feligreses

BIENVENIDO. Con celulares y linternas encendidas, la gente saludaba el paso de Francisco, el primer Papa latinoamericano en la historia de la Iglesia Católica.

Ciudad de México

El Papa Francisco arribó ayer a México en su primera visita como Pontífice y en la que busca dejar un mensaje de solidaridad con las víctimas de la violencia del narcotráfico y las comunidades afectadas por la pobreza.

El presidente Enrique Peña Nieto y su esposa Angélica Rivera recibieron al Pontífice a la escalinata del avión de Alitalia que lo trajo a México, mientras miles de personas ya lo aguardaban en las calles de la capital mexicana.

Tras una recepción entre bailes, música de mariachis y una canción especialmente compuesta para él, el Santo Padre subió a su papamóvil y salió rumbo a la Nunciatura, donde dormirá las cinco noches que estará en el país.

Con celulares y linternas encendidas, la gente saludaba el paso de Francisco, el primer Papa latinoamericano en la historia de la Iglesia Católica y llamado ‘‘Misionero de la Paz’’.

El Pontífice llegó al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México procedente de La Habana, donde tuvo un encuentro histórico con el patriarca ortodoxo ruso Kirill.

‘‘DIOS LOS BENDIGA’’

Tras varios minutos de ser aclamado y en un acto fuera del protocolo, el Papa salió unos minutos a dar la bendición a los feligreses que lo esperaban afuera de la Nunciatura Apostólica, donde pasará la noche.

El Pontífice dirigió rezos como el ‘‘Ave María’’ y pidió a los fieles orar por las personas que sienten celos, rabia y envidia.

‘‘Tenemos muchas actividades aquí y tenemos que estar bien descansados, también los vecinos. Los invito a que tranquilos vayan a casa, mirar a la Virgen’’, les dijo a través de un micrófono instalado afuera. 

‘‘No se olviden de, mientras van a casa o antes de dormir, mirar a la Virgen’’, añadió.

“Hasta luego, gracias, adiós y que Dios les bendiga”, concluyó.

La multitud conmovida lanzó muestras de cariño a Bergoglio y acataron su llamado a permitir el descanso de los vecinos.

Coordinados por voluntarios, las personas empezaron a desalojar la zona frente a la Nunciatura, aunque un pequeño grupo permaneció vitoreando.

Unos días antes de su viaje al país, el Santo Padre señaló que no le daría la vuelta a los problemas que enfrenta México, como la violencia, la corrupción y el narcotráfico.

El Papa estará seis días en el país, tiempo durante el cual recorrerá algunas de las localidades con más pobreza, marcadas por diversos hechos de violencia y migración.