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Realidad migratoria, de época de bonanza a regreso forzado

La migración hacia EUA se remonta a mediados del Siglo XIX

  • Por: NOTIMEX
  • 14 MARZO 2017 - 12:24 p.m..
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Los mexicanos han vivido el fenómeno de la migración en momentos y situaciones diferentes, pues a diferencia del pasado cuando regresaban a sus lugares de origen y lo hacían con éxito eran vistos socialmente como “héroes”.

México.

Los mexicanos han vivido el fenómeno de la migración en momentos y situaciones diferentes, pues a diferencia del pasado cuando regresaban a sus lugares de origen y lo hacían con éxito eran vistos socialmente como “héroes”, en la actualidad su retorno implica un grado de vulnerabilidad para ellos y sus familias.

En una investigación del Consejo Nacional de Población (Conapo) plasmada en el libro: “El Retorno en el nuevo escenario de la migración entre México y Estados Unidos”, hace un análisis comparativo de la mecánica del retorno en los años 2000 y 2010.

En cada periodo, el regreso de mexicanos tiene características singulares en las cuales los autores de la obra invitan a reflexionar, pero además destacan sus logros en su experiencia migratoria ya sea de éxito y/o fracaso, y los cambios en la política migratoria en ambos países.

En los llamados “tiempos de bonanza migratoria” predominó un retorno voluntario, planeado, en el que los connacionales lograban capitalizar su experiencia y traían consigo recursos económicos, nuevas habilidades y experiencias, lo cual les daba cierto prestigio entre sus familiares y comunidades.

Un ejemplo de ello, refieren los autores, es que durante su gobierno, el presidente Vicente Fox, los llegó a calificar como “héroes sexenales”, debido a que sus remesas contribuían al desarrollo del país.

Por el contrario, en el actual escenario migratorio prevalece el regreso no voluntario o forzado, lo que implica un retorno con escaso o nulo capital financiero porque se trata de una repatriación no planeada.

En ese sentido, el desplazamiento forzado implica un mayor grado de vulnerabilidad de los retornados en sus procesos de inserción y reinserción a la economía y sociedad mexicana.

De acuerdo con los autores, “el análisis regional y territorial mostró que a pesar de que las posibilidades de inserción escolar y laboral son desventajosas para la población que retorna, existen diferencias moldeadas por las condiciones de inserción que ofrece cada contexto”.

Por ello, las políticas públicas deben contribuir a que la migración se pueda ejercer con libertad y sea una opción y no una imposición.

En el libro de los autores Luciana Gandini, Fernando Lozano-Ascencio y Selene Gaspar Olvera, la presencia de la población mexicana en esa nación se remonta a mediados del Siglo XIX.

Según cifras censales de Estados Unidos, en 1850 registró 13 mil personas nacidas en México, cifra que en los siguientes 50 años aumentó a 103 mil personas.

Otro factor que influyó fue la construcción de la infraestructura ferroviaria desde el centro del país hacia la frontera con Estados Unidos, como consecuencia de la Revolución Mexicana y el auge de la economía norteamericana permitieron que la población mexicana se sextuplicara en las siguientes tres décadas.

Durante la recesión económica mundial, en 1929, conocida como la Gran Depresión, originó una deportación masiva de población migrante de todas las nacionalidades y que impactó a los connacionales radicados en ese país.

Con la terminación del programa Brasero los connacionales empezaron a asentarse nuevamente en territorio estadunidense y alcanzó en 1970 la cifra de 760 mil personas.

Una década después, esa cifra se triplicó y alcanzó 2.2 millones de personas. La demanda de trabajo no solo en la agricultura y la puesta en marcha de la reforma migratoria de 1986 conocida como Immigration Reform and Control Act (IRCA) promovieron el asentamiento de mexicanos de manera permanente en el vecino país del norte.

Dicha reforma regularizó la estancia de más de dos millones de mexicanos; la cifra creció en la década de los ochenta hasta alcanzar cinco millones en 1990; para el año 2000 creció a 9.4 millones, de los cuales 51 por ciento era migrante irregular, se destaca en la obra.

De ese año a 2007, la población mexicana tuvo una etapa de crecimiento negativo, pues no sólo se registró una disminución de las entradas de nuevos migrantes, sino que hubo un aumento de personas retornadas.

Tras la crisis económica de 2008 en Estados Unidos, se originó un debate sobre las repercusiones en materia de migración. El tema que cobró mayor relevancia fue la posibilidad de que esa situación provocara una invasión de personas que decidieran regresar a su tierra natal.

De acuerdo con diversos estudios, destaca el texto, esta crisis provocó una disminución en el flujo de migrantes internacionales, aumentaron las tasas de desempleo entre ese sector, bajaron los flujos de remesas y aumentó la población migrante de retorno.

Sin embargo, esas consecuencias no sólo contribuyeron a su regreso, sino a diversos cambios, como el endurecimiento de la seguridad fronteriza, la implementación de medidas de control migratorio más restrictivas y los efectos en el mercado de trabajo tras la recesión derivada de la crisis global.

Para los autores, el retorno migratorio contemporáneo tiene su punto de quiebre respecto a una situación previa de “bonanza migratoria”, donde a partir del crecimiento del flujo hacia Estados Unidos y el incremento insólito de remesas, los migrantes eran vistos socialmente como “héroes”.

Además, el migrante retornado se polarizó en términos de éxito o fracaso, porque en muchos casos el retorno era asociado a personas que regresaban con algún tipo de capital, sobre todo monetario.

En la actualidad, el retorno responde a una nueva realidad migratoria que implica un grado de vulnerabilidad de la población retornada, porque se trata de una compleja combinación de retorno voluntario y no voluntario, entendido este último como aquel producto de un retorno forzado.

Éste implica diversas situaciones que fomentan el regreso por un lado, crisis económica y su impacto en el ámbito laboral: deportaciones de los propios migrantes con cargos delictivos y penales, deportaciones de parientes, generando separaciones familiares y el consiguiente retorno de algunos o todos los miembros.

Por otro lado, la sensación de miedo a ser deportado, perder trabajo, familia, vivienda, bienestar, lo que implica que se encuentre en una situación de mayor vulnerabilidad,  la cual está presente en el retorno.


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