Qué pex

El rancherito incansable

A sus 80 años de edad y 60 de grabar su primer disco, el originario de Doctor Arroyo todavía tiene la fuerza para seguir en la música

  • Por: AGENCIAS
  • 16 ABRIL 2016 - .
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Aunque padece las consecuencias de la diabetes, Don Catarino dice que no puede dejar los escenarios.

Su historia comenzó el 11 de abril de 1956.

Tres jóvenes de origen humilde llegaron a un estudio de grabación ubicado en Juárez y Guerrero, en el centro de Monterrey, con su tololoche, bajosexto y acordeón acariciando un gran sueño: producir su primer disco.

De ellos sólo sobrevive el acordeonista, quien también era la primera voz del grupo que hasta el día de hoy se mantiene vigente en los escenarios como Los Rancheritos del Topo Chico.

El disco de título homónimo incluyó el tema “Amorcito de mi Vida”, de la autoría de Catarino, quien a sus 80 años de edad y con problemas de diabetes, todavía tiene la fuerza, pero sobre todo la pasión para seguir en la música.

“Yo muy apenas tocaba el acordeón, pero ya componía canciones”, comenta el originario de Doctor Arroyo, quien creció en una vecindad del barrio Topo Chico, en Monterrey, del que tomó el nombre para bautizar su grupo.

En sus inicios, recuerda el músico que ganó fama con su tema “Chiquilla Cariñosa”, que lanzó a finales de los 70, tanto él como sus compañeros Aurelio Pérez Rodríguez, quien tocaba el tololoche, y Ramiro Pérez Santana, el bajosexto, casi trabajaban gratis.

Poco a poco y con mucho esfuerzo Los Rancheritos del Topo Chico se ganaron el aprecio del público que gusta de la música norteña y las cumbias.

Para celebrar las seis décadas del lanzamiento de su álbum debut, el grupo está próximo a sacar al mercado el disco El Fin del Camino, que será el 102 de su carrera.

“Acabo de cumplir mis 80 años el 25 de noviembre del 2015”, señala orgulloso el artista, aunque su pasaporte dice que nació el 26 de noviembre de 1936.

“Por cosas de extravío en el registro mi papá sacó otro registro nuevo y no se acordó bien de la fecha por eso puso el 26 de noviembre del 36”.

Por la mente de Catarino ha pasado la idea de retirarse de los escenarios, pero dice, el público no se lo ha permitido y él en el fondo desea seguir.

“Físicamente no me siento un joven, de ninguna manera, pero como me gusta lo que hago en el escenario se transforma uno.

La música es parte de mi alimento, yo trabajo para la música”.

Para mantener frescas las letras de las canciones en su memoria, tiene como costumbre escuchar todo el día la música de Los Rancheritos del Topo Chico.

Hace tiempo, recuerda, sufrió una convulsión que a decir por su médico, pudo haber sido mortal, por lo que está en tratamiento de por vida.

“Soy diabético también... a veces me cuido con tequila”, comenta sonriendo, “el médico me quitó todo, no alcohol, no carne roja, no refrescos oscuros, no café... ¡si voy a vivir un año, más vale vivirlo contento! porque sí me cuido, pero no al 100 por ciento”.

El músico sólo ve el 30 por ciento y aunque requiere lentes de aumento no los usa porque no se acostumbra y a pesar de ello se le puede ver manejar en las calles de Salinas Victoria, donde vive.

“Le voy a decir una cosa, tengo 80 años ¿qué más puedo pedirle a la vida? ya me dejó vivir 80 años muy bien vividos, no me arrepiento de nada, no espero vivir más, si Dios dice ‘mañana’, pues hasta aquí”.

Lo único que sí desea Catarino es que Los Rancheritos del Topo Chico se mantenga vigente y siga trascendiendo, aún y cuando entre sus integrantes no haya ningún hijo suyo, y eso que tiene 14, cuatro

hombres y 10 mujeres, de tres diferentes esposas.

La actual alineación la conforman: Héctor Garza, animador, con 10 años de antigüedad; Luis Pérez González en el bajo sexto y primera voz desde hace 5 años; José Ventura Proa Esquivel en el saxofón hace 12 años; Juan Francisco Rodríguez Arriaga está en la batería desde hace 3 años; Juan Carlos Avendaño en el acordeón hace 15 años y Eleazar Bravo Abundis en el bajo desde hace 11 años.

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