Al ritmo de ‘Juliantla’

Los hijos de Joan Sebastian, José Manuel y Julian Figueroa cargaron el féretro hacia la iglesia donde se realizó la misa de cuerpo presente del cantautor.

Entre lágrimas, canciones como “Juliantla” y empujones fue despedido ayer Joan Sebastian en su ciudad adoptiva, Cuernavaca, por más de 25 mil personas, según fuentes de seguridad.

Niños, adultos mayores, mujeres, estudiantes, parejas y familias completas se dieron cita desde las 9:00 horas en la Catedral, con vallas especiales para evitar aglomeraciones. Muchos lucían playeras, sombreros, botas, guitarras, pancartas y fotos alusivas al cantautor.

A las 10:00 horas, el féretro fue trasladado en una carroza desde su rancho en Teacalco, Guerrero, hacia Cuernavaca, escoltado por cuatro motopatrullas y una camioneta de la Policía Preventiva por la Autopista del Sol. Arribó a las 12:00 al recinto religioso, mientras los feligreses entonaban coros y gritaban de emoción.

Porras que decían “¡te amamos, Joan!”, “te extrañamos” y “eres nuestro ídolo”, además de pétalos de rosas blancas, dieron la bienvenida al ídolo.

“Demos gracias por un gran hombre, artista, extraordinario seminarista y el rey de los jaripeos. Dios Padre, te pedimos que tengas en tu gloria a tu hijo José Manuel”, dijo Monseñor Luis Rodríguez en la misa.

Los hijos del músico, José Manuel y Julián, además de su hermano, Federico Figueroa, no se despegaron del ataúd, que sostuvo un enorme arreglo floral.

Tras la misa, de una hora, el féretro volvió a ser colocado en la carroza fúnebre, la cual recorrió el centro de Cuernavaca mediante un operativo a cargo de 120 elementos de seguridad de Cuernavaca y patrullas de la Policía Federal.

Al finalizar el recorrido, el ataúd fue llevado a la casa que el músico tenía en la Colonia Las Palmas de la capital morelense, según Juan Marcos, hermano de Sebastian.

Para honrar la memoria del cantautor, unos 150 jinetes de Morelos y Guerrero, amigos de Sebastian, participaron por la tarde en una cabalgata.

Encabezada por Federico Figueroa, partió del rancho de éste en Teacalco, Guerrero; avanzó sobre la carretera federal Puente de Ixtla-Taxco y concluyó en el rancho Cruz Grande, donde el lunes falleció “El Rey del Jaripeo”. (Cuernavaca, Morelos)