Problemas con el sueño

Son tormentosas esas noches que todos hemos vivido en ocasiones -y algunos bien seguido-, en que por uno u otro motivo no hemos podido descansar lo necesario, y al siguiente día nos presentamos a nuestros trabajos o escuelas con un muy poco atractivo rostro y sin las suficientes energías para poder rendir de la mejor forma.

Lo bueno, es que existen simples formas de corregir los  distintos y terribles problemas al dormir, y es muy fácil de seguirlos en realidad.

Primero, identifica la molestia que sientes, y luego sólo sigue los pasos para que ésta desaparezca.

Desvelo. Evita usar aparatos tecnológicos antes de irte a dormir. Sabemos que es difícil no ver las redes sociales ni chatear con tus amigos, pero es importante que sigas este consejo si es que te cuesta conciliar el sueño y eso te está afectando en tu vida diaria y en cómo rindes cada día. Verás que valdrá la pena.

Además, evita consumir cafeína -no sólo el café, sino el refresco de coca también por ejemplo- al menos 6 horas antes de irte a la cama.

Dolor de cuello. Prefiere en este caso, dormir de espalda, y acomoda un cojín debajo de cada brazo. Si definitivamente no puedes dormir así, y prefieres de lado, preocúpate de que tu almohada no sea muy alta, máximo de 15 centímetros.

Dolor de espalda. Si tu espalda es el problema, posiciónate boca arriba. Usa una almohada debajo de tus piernas, así corregirás la curva de la columna y reducirás la tensión. 

También puedes poner un bulto bajo tu cintura, así tendrás otro apoyo.

Dolor de hombros. Lo mejor para solucionar esto, es usar una almohada delgada u ortopédica. Una segunda almohada debe ir abrazada sobre tu estómago, mientras te asegures que tus hombros estén bien posicionados y estables.

Si te cuesta mucho dormir de esta manera, ponte de lado contrario al hombro que te duele, en posición fetal. Luego ubica una almohada entre tus piernas.

Ronquidos. Probablemente este sea uno de los más difíciles problemas, ya que afecta también a la persona que esté durmiendo a tu lado.Para evitarlo, no duermas de espalda, ya que en esa posición los tejidos suaves 

 de la garganta caen y el aire encuentra obstáculos para pasar. Prueba con una almohada que no te deje con la cabeza muy reclinada y la equilibre.

Luego, ponte de lado, para que tu cuerpo esté cómodo y tu cabeza en su forma natural sin impedimentos para el flujo de aire.

Por último, puedes hacer ejercicios simples para fortalecer los músculos de la lengua y garganta.