Nuestra Comunidad

Por qué no debí llegar virgen al matrimonio

Hasta que cumplí los 23, empecé a dejarme llevar por mis deseos.

  • Por: POR AGENCIAS
  • 01 JULIO 2015 - .
  • COMPARTIR
Thumbnail

Llegar virgen era el mejor regalo que le podía hacer a mis padres.

Llegar virgen al matrimonio siempre fue para mi, más que un objetivo, un deber. Pero hoy, que ya no soy virgen y que me casé y me tuve que divorciar, pienso totalmente diferente.

Vengo de una familia tradicional y además cristiana evangélica, o sea, llegar virgen era el mejor regalo que le podía hacer a mis padres, además era la llave para llegar al cielo y así no pecar y mantenerme pura.

Recuerdo que mi primera sensación de placer, ¡gran sensación!, me ocurrió una mañana de domingo acostada en mi cama pensando en un hermoso joven que me gustaba, pero no fue hasta los 18 que tuve mi primer acercamiento sexual.

Les cuento, fue ese casi primer novio que quiso tocar mis senos y a quien le di una bofetada y no quise volver a ver. Y a partir de ese momento inició mi lucha constante con cada enamorado que tuve y que trató de tocarme o acariciarme.

Y así fue hasta que cumplí los 23, cuando conocí un joven de 18 años, cuando empecé a dejarme llevar de mis deseos y a conocer un mundo totalmente diferente. No crean que fue fácil, hasta a él le insistía que debíamos esperar hasta casarnos. Una constante lucha, pero mientras luchaba, nos explorábamos y tocamos cada parte de nuestros cuerpos el uno al otro.

Al ver en él mas curiosidad que morbo, eso causaba una gran sensación de placer. Sentía que estaba segura con él, no porque me protegiera, sino porque era inofensivo hasta ese momento.

Hasta que por fin llegó el momento y sucedió. Tenía 24 años. Lloré de tanta emoción, no de placer, y así empezó una relación basada en eso que no podíamos hacer y que luego nos gustó tanto, y me olvidé de cosas que también eran importantes.

Fue una relación totalmente desbalanceada, donde sólo nos unió la sexualidad por 5 años, de donde surgió un hermoso hijo, pero que lamentablemente tuvo que terminar porque no funcionaba nada más.

Esta experiencia me enseñó que era inevitable resistirme a alguien que me parecía atractivo y que además quería, que esa compenetración me permitiría conocer aspectos de su personalidad que se mantuvieron ocultos detrás del deseo de poseerme.

Me di cuenta que sentir placer con tu pareja no tiene nada de malo, y que ese disfrute enriquece la relación, además que es una de las principales cosas que “queda entre ustedes”. Crea una unión increíble que mantiene viva una relación en las peores circunstancias.

Por eso puedo afirmar que si me caso con otra persona sin tener relaciones previas, estaría haciéndolo sin conocerlo completamente, porque ¿Y qué tal si después de dar ese importante paso no somos compatibles o la sexualidad no funciona o no es satisfactoria?

La sexualidad es tan importante en una relación como la comunicación: Ambas deben funcionar para que también funcione la relación.

No les estoy diciendo que sean promiscuas o se acuesten con cada hombre que conozcan o vayan en contra de sus costumbres. Pero si deciden no hacerlo antes del matrimonio que sea por su real decisión, no por complacer a otros, porque los resultados pudieran no ser los esperados.


DEJA TU COMENTARIO

MÁS EN LA TARDE

LA TARDE RECOMIENDA