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Una lección de amistad

Uno de los aspectos que impulsa a los niños a mejorar sus habilidades sociales es la empatía, y ésta pueden desarrollarla con mayor facilidad quienes conviven con una mascota

  • Por: AGENCIAS
  • 15 FEBRERO 2017 - .
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Los niños se saben responsables de alguien que debe recibir cuidados, como un lugar limpio o alimentación correcta.

Uno de los aspectos que impulsa a los niños a mejorar sus habilidades sociales es la empatía, y ésta pueden desarrollarla con mayor facilidad quienes conviven con una mascota, afirma Pilar González, coordinadora académica del Colegio Williams en nivel Primaria. “Ayuda mucho a que ellos puedan entender que tenemos necesidades parecidas y transferirlas, que se vuelva algo mucho más tangible, para poder transferirlo a sus compañeros del colegio, a sus papás, autoridades, etcétera”, dice. La maestra en Neuropsicología Infantil explica que los niños se saben responsables de alguien que debe recibir cuidados, como un lugar limpio o alimentación correcta. “Esto se transfiere en que, en la medida que van creciendo y logrando diferentes procesos, saben que deben estar pendientes de las tareas, como que llegando a casa se cambian el uniforme, alimentan a su mascota; y esas rutinas los van haciendo responsables, autosuficientes y más independientes”, dice.

“Además, esta serie de rutinas que debe hacer, va de la mano con todos los procesos cognitivos, en cuanto a memoria y atención”.

Esas responsabilidades que tienen con su mascota también ayudan a recordar que en el colegio deben cuidar sus pertenencias y prepararse para los deberes escolares.

La psicóloga agrega que en niños con autismo se ha demostrado que las mascotas los ayudan a minimizar la dificultad de socializar.

Responsabilidad divertida Hace cinco años que Asaf López convive todo el tiempo con Kira, una pastor alemán de 8 años.

“Conozco sus emociones, cuando está contenta empieza a alocarse o te persigue; cuando está triste se queda quieta con la cabeza más abajo y no mira a nadie”, platica el niño de 11 años y alumno de quinto grado de Primaria de la Escuela Picasso.

“Algunas veces, cuando escucho que está inquieta, simplemente la acaricio y ya se tranquiliza”.

Asaf es responsable de darle de comer y sacarla a hacer del baño, lo que incluye no olvidar las bolsas para recoger sus heces. 

“Tengo un calendario que hicimos mi mamá y yo, y dice ‘sacar a Kira y hacer tarea’”, cuenta. “La llevo a pasear unos 10 minutos y un poquito a jugar; la saco como a las 3:30, después de comer, y empezamos a caminar; la llevo cerquita, al parque”.

Asaf ha compartido muchas cosas con Kira, de hecho, ella suele dormir junto a él, y la mamá del niño reconoce que a veces, cuando él está dormido y nota que tiene pesadillas, ella quiere acercarse a él y la mascota llega a gruñir, pues es muy protectora con él.

SÚPER  PROTECCIÓN

No te alarmes si en el colegio hay un brote de piojos, varicela o de resfriados, pediatras te dicen cómo activar los poderes inmunológicos.

Piojos

A diferencia de lo que la mayoría piensa, ser anfitrión de estos insectos no es sinónimo de ser una persona sucia, de hecho, es más fácil que se adhieran a los cueros cabelludos de personas limpias, debido a que no hay una capa de grasa que lo dificulte. 

¿Qué hacer? aplica gel para peinar de cualquier marca. También hay shampoo y peines especiales para niños, a las niñas hazles trenzas o colitas. 

Síntomas: comezón intensa en el cuero cabelludo sin causa aparente, hay que detectarlos a tiempo, pues puede llegar a riesgo de infección por sangrado. Los síntomas se acentúan en invierno debido al intercambio de prendas, como gorros. Lava la ropa de cama y almohadas con agua caliente y aspira en zonas donde pusieron la cabeza.

 Infecciones gastrointestinales

Se observan más durante el verano debido a que, en época de calor, los alimentos no resisten mucho tiempo sin congelación, así como hay viento abundante que puede contaminar la comida. 

¿Qué hacer?: la mejor forma de evitarlas es tomar medidas de higiene: lavarse las manos antes y después de comer e ir al baño. También hay que considerar que los gadgets son de los objetos más contaminados actualmente y que el gel antibacterial no sustituye el lavado de manos.

Síntomas: diarrea, hay que comparar partiendo de un patrón habitual; vomito, fiebre y fatiga general. 

Varicela

Se detecta con la aparición de erupciones rojizas que dan comezón, después se transforman en vesículas con agua y concluyen con costras aparentes. Estos tres estados pueden aparecer al mismo tiempo. Como mito se cree que el contagio se da en la etapa de costras y no es así, es con las vesículas.

¿Qué hacer?: aplica la vacuna a partir del año de edad, una el día cero y la segunda dosis al mes de que se aplicó. Y no estar en contacto con otros niños infectados, si los padres ven que presentan cuadros activos, es mejor no mandarlos al colegio.

Síntomas: fiebre, erupciones y vesículas.

Infecciones de vías respiratorias 

Son provocados por los cambios de temperatura en el invierno y en ciudades, como la nuestra, los altos índices de contaminación coadyuvan.

¿Qué hacer?: comienza a fortalecer sus defensas con Vitamina C a partir de octubre, vacúnalo anualmente contra la influenza y evita que, por ejemplo, sus manos interactúen con las de otra persona enferma. A los colegios se recomienda regresarlos a casa si presentan síntomas. 

Síntomas: escurrimiento nasal, estornudo, tos seca o húmeda con flemas. 

Conjuntivitis

Es la inflamación de la capa conjuntiva en el globo ocular, puede ser causada por virus o bacterias y va de la mano de infecciones respiratorias. 

¿Qué hacer?: que el niño no se toque los ojos con las manos sucias, lave sus manos frecuentemente, no utilice toallas de otras personas y, en el caso de las niñas de primaria alta, que comienzan a usar cosméticos, no compartirlos.

Síntomas: ojos rojos, comezón, lagrimeo, aparición de secreción ocular (lagaña) y en ocasiones sensibilidad a la luz.

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