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Cuando la adicción por las redes sociales te mete en problemas incluso familiares

  • Por: REFORMA
  • 27 SEPTIEMBRE 2017 - .
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“Tuve que hablar con ella y decirle: ‘O dejas de escribir en mi muro o te quito de mis amigos’. Ahora sólo me espía, sin decir nada”, ríe.

Antes, Elda Feliz González se la pasaba regañando a sus hijos y nietos por dedicar tanto tiempo a sus dispositivos. Ahora, si se descuida, ellos son los que a veces le regañan a ella por estar en su tablet o celular.

“Veía a la chiquillada y a la familia cuando estábamos reunidos y todo mundo con su aparatito, y pues les llamaba la atención”, dice Elda, de 77 años.

Aunque era la principal defensora de la convivencia sin aparatos, de pronto se le olvidó y de un tiempo a la fecha le empezaron a reclamar, platica divertida. “A la larga uno también hace lo mismo”.

Lo malo es que algunos pueden sentirse tan confiados que llegan a comentar de todo en los muros de los amigos y familiares a tal punto en que pueden volverse impertinentes o, peor, divulgar información personal.

Con tacto, sin adicción

Pablo, gerente de un restaurante de comida rápida dice que debió hablar con su madre, de 76 años, cuando empezó a comentar todo lo que él y sus amigos posteaban en Facebook.

“Me regañaba, regañaba a mis amigos por groserías que escribíamos y hasta llegó a poner nombres de mis ex y a describirlas, lo que me armó una bronca con la que ahora es mi esposa.

“Tuve que hablar con ella y decirle: ‘O dejas de escribir en mi muro o te quito de mis amigos’. Ahora sólo me espía, sin decir nada”, ríe. “Nunca más he vuelto a tener tantos ‘likes’. ¡Era la estrella, se daba cuenta y seguía comentando cosas!”.

Félix Gaytán, alumno de diseño industrial, dice que su abuelo, azuzado por noticias falsas o negativas, solía llenar su muro de comentarios infundados sobre políticos y en los cuales recibía muchos comentarios de gente desconocida.

“Ya se sentía analista, porque muchos le celebraban sus comentarios o se agarraba a discutir con desconocidos. Hasta que uno lo amenazó con golpearlo por mensaje privado dejó de aceptar desconocidos y ahora cuida sus expresiones”.

Esto, sumado a que también pueden caer en adicción virtual y no querer despegarse de las redes y los juegos.

Carmen Sánchez, de 67 años, comenzó a utilizar las redes sociales, porque una hija le pedía que se metiera para alimentar a sus animales virtuales en un juego de granja.

Desde ahí, el juego le gustó y empezó a adentrarse en más juegos y, especialmente, en el uso de Facebook. Lo único malo, platica, es que a veces pierde demasiado tiempo en “su granjita” virtual y manda muchas invitaciones a su familia.

“Mi esposo a veces se me enoja y me dice que la deje y me vaya a dormir, o a hacer otras cosas.

“O a veces mis hijas me dicen que ya no les mande notificaciones, pero pues ellas me indujeron, ahora se aguantan”.

Otros no tuvieron inicios tan placenteros, como Elvira Montez, de 78 años y que vive en California, quien dice que por confiada cayó en una estafa por correo electrónico.

��Me llegó un correo del banco y yo ahí le puse mis datos, pero resultó que no era el banco. Lo bueno es que era una cuenta que no tenía mucho ahí. La verdad me asusté y no volví a usar la computadora en un tiempo”. 

A ESTAR ATENTOS

• No pases tanto tiempo en las redes, continúa con tus labores habituales como leer, escuchar música y conversar con amigos “reales”.

• Definitivamente no brindes información personal de ningún tipo como nombres completos tuyos y de tus familiares, menos domicilios, cuentas bancarias y números telefónicos.

• Pídeles a tus familias o a gente más habituada a redes sociales que te pongan “candados” para que tus comentarios y publicaciones únicamente las puedan ver amigos, no gente desconocida.

- Alerta: no creas todo lo que lees en las redes sociales, muchas son noticias falsas o trampas.


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