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Tacos al pastor, una delicia nacional

La maravilla de este tipo de tacos se puede encontrar en cualquier Estado del país, nunca faltará un puesto en la calle que despida el delicioso olor del trompo cocinándose poco a poco

  • Por: AGENCIAS
  • 31 MARZO 2017 - .
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La gastronomía mexicana es tan variada, que muchas veces es difícil decidir qué comer o definir de qué tenemos antojo.

La gastronomía mexicana es tan variada, que muchas veces es difícil decidir qué comer o definir de qué tenemos antojo, aunque es un hecho que los tacos tienen un lugar especial en nuestro corazón y estómago-, en especial si hablamos de los tacos al pastor, los reyes del trompo.

¿Quién no ha paseado por alguna calle para encontrarse con el inconfundible olor del trompo de pastor cocinándose? Mientras más nos acercamos, el olor se incrementa y nuestros estómagos hacen ruido como manifestación de que el antojo ya llegó hasta nuestro cerebro, y que no planea quitarse de la cabeza la necesidad de un taquito de pastor.

Así tomamos la decisión de sentarnos y pedir un taco al pastor, o dos, o tres, o siete. El plato llega con nuestra orden, tortilla calientita -y si tenemos suerte, recién hecha-, la carne adobada y doradita por el fuego del trompo, un poco de cebolla, cilantro y piña, que le da un toque especial, aunque muchos deciden no ponerle.

El ritual continúa con un poco de limón, salsa verde o roja, y ahora sí, es hora de darle la primera mordida y satisfacer ese antojo que se abrió simplemente con el delicioso olor a taco.

Un simple taco de carne marinada en diferentes chiles, especies y axiote, se ha convertido en uno de los más populares en nuestro país, y también en otros lugares del globo, donde los tacos al pastor son un referente de nuestra cultura mexicana.

Existen varias versiones del origen de este taco, mientras que muchos apuntan que es una creación meramente chilanga, algunos otros aseguran que viene de Puebla y después se popularizó. Algo en lo que ambos relatos concuerdan es que es una adaptación del shawarma libanés o el kebab de Turquía, los cuales también se hacen en un trompo, aunque los ingredientes para marinar son diferentes.

La carne puede ser de res, ternera o puerco, depende de la región y la receta de la taquería, aunque el espectáculo en todos los recintos es el mismo: el taquero gira el trompo mientras corta la carne en delgadas capas, para dejarlas caer sobre la tortilla que sostiene con una sola mano, después corta la piña, la cual cacha en el aire. Todo un arte.

La maravilla de los tacos al pastor es que se pueden encontrar en cualquier lugar y son un platillo perfecto para cualquier hora del día: comidas familiares, antojitos, a la hora de la comida en la oficina o hasta en las altas horas de las madrugadas, los tacos al pastor tienen un lugar especial dentro del apetito del mexicano.

LAS ‘PICADAS”,  PRODIGIO GASTRONÓMICO

Ir a Veracruz y no probar algunos de sus platillos típicos puede ser prácticamente un pecado, simplemente porque la comida veracruzana es uno de los manjares más grandes que ofrece la gastronomía de nuestro país.

Aunque existe una gran variedad en el menú tradicional de Veracruz -que va desde los mariscos hasta las aves- existen unos antojitos que son la estrella de cualquier hogar o restaurante veracruzano: las picadas jarochas.

Tal vez la forma de las picadas les recuerde a los sopes, pero son platillos completamente diferentes, desde la preparación de la masa, hasta los acompañamientos de la misma.

Las picadas son de masa de maíz, que una vez aplanadas, las orillas se pellizcan para crear un ligero borde para que la salsa no escurra, es de ahí que toma el nombre de ‘picadas jarochas’. Una vez que está hecha la forma, se coloca sobre un comal para su cocción, a diferencia de los sopes que se fríen en aceite.

Podría parecer que es un simple platillo hecho con tortilla, pero la magia viene cuando las salsas llegan para acompañar la masa fresca recién salida del comal. Aunque se puede poner prácticamente cualquier salsa existen dos tradiciones: picada de salsa roja -donde normalmente la salsa no es picosa y solo está molida con jitomate y cebolla-, y la verde, la cual es más picosa.

En la salsa no termina la preparación, ya que se añade cebolla picada y queso añejo, lo que le da un sabor aún más especial.

Las picadas no llevan frijoles, ni crema, ni lechuga, ni siquiera pollo o chorizo, las tradicionales son simplemente salsa con cebolla y queso, y créannos que es más que suficiente para crear una ola de sabores en nuestro paladar.

Estos antojitos son perfectos para abrir el apetito en cualquier reunión, comida o desayuno, o simplemente como plato principal para satisfacer los antojos con diferentes salsas, ya sea roja, verde, ranchera, de mole o hasta de chipotle, lo importante aquí es que la masa esté fresca, pellizcada y recién salida del comal.

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