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Mujeres, niñez y adolescentes, prioridad

Estrategia mundial marca el camino para poner fin a estas muertes prevenibles

  • Por: AGENCIAS
  • 07 MARZO 2018 - .
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Debemos prevenir las muertes de mujeres durante el embarazo y el parto.

CIUDAD DE MÉXICO

Podemos y debemos prevenir las muertes de mujeres durante el embarazo y el parto, los fallecimientos de niños y niñas menores de 5 años y los de adolescentes cuyo futuro les es arrebatado por la violencia. La Estrategia Mundial para la Salud de la Mujer, el Niño y el Adolescente 2016-2030 marca el camino para poner fin a estas muertes prevenibles. 

La estrategia, lanzada por la ONU en 2015, está alineada con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, y es una hoja de ruta para que no sólo sobrevivan, sino también prosperen y transformen el mundo. 

Cada año, más de 6 mil 200 mujeres mueren en la región de las Américas como consecuencia de complicaciones del embarazo y el parto, la mayoría de ellas prevenibles. Desde 1990, la cifra se ha reducido a la mitad, gracias al impulso de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), pero aún es inaceptablemente alta. 

Estas muertes pudieron evitarse, así como los fallecimientos por cáncer de mama, cervicouterino o enfermedades del corazón. Y es que actuando sobre los factores de riesgo, como el consumo de tabaco y alcohol, las dietas malsanas, la obesidad y la inactividad física se pueden prevenir la mayoría de las enfermedades cardiovasculares y hasta la mitad de los cánceres. 

La niñez enfrenta también desafíos para su supervivencia. Se calcula que alrededor de 196 mil niños menores de 5 años fallecieron en 2015 en América Latina y el Caribe. De ellos, el 85 por ciento (167 mil niños) tenían menos de 1 año. La diarrea y la neumonía fueron las principales causas. Sin embargo, más de la mitad de las muertes de niños de hasta 5 años se podrían evitar con mayor acceso a intervenciones simples, como la vacunación, la buena nutrición, la lactancia materna exclusiva, y el acceso a agua segura. 

Los adolescentes son el tercer grupo de población clave en la Estrategia Mundial. Es la primera vez que ocupan, junto con las mujeres y los niños, el centro de atención. Actualmente hay más gente joven en el mundo que nunca y los adolescentes representan el 30 por ciento de la población de la región. En general son un grupo sano, pero muchos mueren de forma prematura debido a hechos de violencia, siniestros viales, suicidios, complicaciones relacionadas con el embarazo y enfermedades prevenibles. Si queremos que los adolescentes sean los protagonistas del cambio en 13 años, tenemos que proporcionarles hoy igual acceso a servicios de salud, educación y oportunidades de empleo. 

Pero las posibilidades de transformar el mundo se ven amenazadas por las inequidades, el principal obstáculo para el progreso de América Latina y el Caribe. La mayoría de quienes mueren por causas evitables son los más pobres entre los pobres; quienes no tienen acceso a servicios de salud especializados, los que tienen menores niveles de educación. 

Existen desigualdades evidentes entre y dentro de los países. En ese sentido, las posibilidades de sobrevivir al embarazo y al parto no son las mismas para una mujer en Canadá que para una en Haití. Nuestro progreso como región no ha sido suficiente para alcanzar la reducción del 75 por ciento en muertes maternas establecido por los ODM para 2015. Ahora debemos redoblar los esfuerzos para que así sea. 

Las inequidades también varían según el lugar de nacimiento. Un niño que nace en un país de ingresos bajos tiene un riesgo de morir tres veces mayor que el que nace en un país de ingresos más altos. Pero esta triste situación también se repite dentro de algunos países, donde los promedios nacionales enmascaran las desigualdades. 

Por esa razón, poner fin a la mortalidad prevenible es un imperativo moral. Pero el sector salud no puede solo. Alrededor de la mitad de los programas para mejorar la salud corresponden a inversiones que no proceden del sector sanitario. Esto abarca intervenciones y políticas en materia de educación, nutrición, agua, saneamiento e higiene, protección social y reducción de la pobreza, protección de los niños, trabajo, transporte y energía. 

La nueva Estrategia compromete a los países a trabajar para no dejar a ninguna mujer, niño y adolescente atrás, y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) junto a sus socios del movimiento Todas las Mujeres, Todos los Niños ya están trabajando con los países para adaptarla y hacerla realidad. 

Todos tenemos un rol que jugar si queremos poner fin a las muertes prevenibles y que todas las mujeres, niños, niñas y adolescentes sobrevivan, prosperen y transformen el mundo.  (Reforma)

 *Directora de la OPS y directora regional para las Américas de la OMS


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