‘Miedos infundados’

La educación sexual es un aliado que puede prevenir abusos sexuales, embarazos adolescentes y enfermedades de transmisión sexual y no afecta el desarrollo de los niños, planteó Eusebio Rubio, director de la Asociación Mexicana para la Salud Sexual.

Ante las críticas que padres de familia inconformes han hecho a los contenidos sobre ese tema en los libros de texto gratuitos, el especialista en salud sexual desmitificó esas creencias, a las que llamó “miedos infundados”.

Señaló que algunas personas afirman que hablar de salud sexual y reproductiva motiva a los niños a iniciar sus relaciones coitales a temprana edad, cuando estudios científicos han comprobado que ayuda a retrasar la edad de inicio y promueve responsabilidad.

Agregó que otra preocupación que han expresado es que hablar de diversidad sexual confunde a los niños y los incita a desear cambiar de sexo.

Rubio subrayó que, en primer lugar, ningún libro promueve esa idea y, en segundo, es algo que no sucede así.

“Está científicamente comprobado que eso no se puede hacer. Aunque alguien diga: ‘Ay, voy a convencer a mi niño para que se vuelva niña’, pues no se puede. La identidad sexual, ahora sabemos, es algo que está predeterminado antes de que nazcan”, afirmó.

Por otro lado, indicó que educar en diversidad sexual tiene el objetivo de evitar situaciones de violencia y discriminación.

“Los chavos a los 9 años saben que existen homosexuales, hacer como que no existen lo único que promueve es la violencia”, dijo en una conferencia.

ALEJE A LOS NIÑOS DE LAS BOCINAS

El ruido en los festejos infantiles suele sobrepasar el límite saludable. 

Un estudio del Hospital Universitario de la UANL midió el ruido de 34 fiestas infantiles de Monterrey y encontró que todas rebasaron los límites máximos permitidos por la OMS, que es de 70 decibelios y por las normas mexicanas, que es de 68 decibelios. 

"Todas las fiestas en el periodo del show infantil salieron arriba de 80 decibelios y con picos tan altos como 120 o 150, que duraban uno o dos minutos, relacionados con lesión severa acústica", dice Fernando Montes Tapia, jefe del Servicio de Urgencias Pediatría del Universitario.

Entre todas las fuentes de ruido a las que los niños están expuestos, los investigadores encontraron que una de las más frecuentes es la de las fiestas infantiles.

De acuerdo con el estudio, los niños asisten a un festejo infantil unas 15 veces al año en promedio.

Aunque es difícil asociar una pérdida auditiva directamente por el ruido de una fiesta de este tipo, la exposición frecuente a altos decibelios sí puede provocar eventualmente un daño crónico, asegura. 

"La repetición y persistencia es lo que ocasiona a largo plazo un daño, ¿y cuándo va a ser?  No lo sabemos, dependiendo de que tan sostenida sea la exposición al ruido", señala Montes Tapia.

La pérdida de audición inducida por ruido puede ocurrir de una sola vez por un sonido intenso e impulsivo, como el de una explosión o, poco a poco, por la exposición continua a sonidos fuertes.