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La teoría de la inteligencia maquiavélica

Esta teoría explica cómo la competición entre individuos podría haber generado cerebros más grandes

  • Por: AGENCIAS
  • 19 JUNIO 2018 - .
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A diferencia del resto de animales, el ser humano ha experimentado un desarrollo cerebral infinitamente superior.

La evolución del cerebro humano en comparación con el resto de animales, concretamente con los primates, resulta todavía un misterio en constante investigación. Suscitando numerosos debates desde que el naturalista inglés Charles Darwin expusiera al mundo su teoría de la evolución en 1859.

Una de los supuestos con más peso que intentan explicar esta diferencia es la teoría de la inteligencia maquiavélica, la cual relaciona la evolución y desarrollo del cerebro con el nivel de desarrollo social de cada especie.

¿QUÉ ES LA TEORÍA DE LA INTELIGENCIA MAQUIAVÉLICA?

A diferencia del resto de animales, el ser humano ha experimentado un desarrollo cerebral infinitamente superior, con las consecuencias cognitivas y de comportamiento que esto conlleva. Incluso en comparación con los primates, el cerebro del ser humano es considerablemente más grande y complejo.

Aunque todavía no se ha podido establecer de manera completamente segura cuál es la causa de estas diferencias tan abismales en cuanto a desarrollo cerebral, son muchas las teorías que intentan explicar este fenómeno que otorgó al “homo sapiens” la capacidad de desarrollar una mente mucho más compleja.

Algunas de ellas proponen que el desarrollo cerebral es una respuesta a la capacidad de adaptación a los cambios o alteraciones en el entorno. Según estas hipótesis, los sujetos con más capacidad de adaptación y que eran capaces de sobreponerse y sobrevivir a las adversidades del entorno, como por ejemplo las condiciones ambientales o meteorológicas, han conseguido difundir sus genes, dando lugar a un desarrollo cerebral progresivo.

No obstante, existe otra teoría con mucho más respaldo por parte de la comunidad científica: la teoría de la inteligencia maquiavélica. También conocida como teoría del cerebro social, este supuesto postula que el factor con mayor peso dentro del desarrollo del cerebro es la competición social.

A grandes rasgos, esto significa que aquellos individuos con más habilidades para la vida en sociedad tenían más posibilidades de sobrevivir. Concretamente estas habilidades consideradas como maquiavélicas hacen referencias a conductas sociales como la capacidad de mentir, la picardía y la perspicacia. Es decir, los sujetos más astutos y con más habilidades sociales conseguían mucho mayor éxito social y reproductivo.

¿CÓMO SE FORJÓ ESTA IDEA?

En el trabajo de investigación “Conducta social y evolución de los primates” publicado en 1953 por los investigadores M. R. A. Chance y A. P. Mead, se sugirió por primera vez que en la interacción social, entendida como parte de un entorno de competitividad por conseguir un estatus dentro de una estructura social, podía encontrarse la clave para entender el desarrollo cerebral en los primates homínidos.

Más tarde, ya en el año 1982, el investigador holandés especializado en psicología, primatología y etología Francis de Waal, introdujo el concepto de inteligencia maquiavélica en su trabajo Chimpanzee politics, en el cual describe la conducta social y política de los chimpancés.

No obstante, no es hasta 1988 cuando se elabora la teoría de la inteligencia maquiavélica como tal. Gracias a los antecedentes que relacionan los conceptos de cerebro y cognición social y de inteligencia maquiavélica, los psicólogos Richard W. Byrne y Andrew Whiten, investigadores de la Universidad de St. Andrews en Escocia, realizan un compendio de investigación publicado bajo el nombre de “Inteligencia maquiavélica: experiencia social y evolución del intelecto en monos, simios y humanos”.

En este trabajo los investigadores presentan las hipótesis de la inteligencia maquiavélica, la cual intenta transmitir la idea de que la mera necesidad de ser más perspicaz y astuto que el resto de individuos genera una dinámica evolutiva en la que la inteligencia maquiavélica, en forma de uso de habilidades de cognición social, daría lugar a una ventaja social y reproductiva.

DESARROLLO CEREBRAL E INTELIGENCIA SOCIAL

Aunque a primera vista puede resultar complicado asociar el nivel de inteligencia o el desarrollo cerebral a un fenómeno de naturaleza social, la verdad es que la hipótesis de la inteligencia maquiavélica se apoya en evidencias neuroanatómicas.

Según esta teoría, las demandas y exigencias cognitivas debidas a un aumento de las interacciones sociales, que a su vez proviene del aumento gradual del número de individuos de una sociedad, provocaron un crecimiento en el tamaño del neocórtex, así como de la complejidad de este.

Desde la perspectiva de la hipótesis de la inteligencia maquiavélica, el aumento de la complejidad y el tamaño del neocórtex está en función de la variabilidad de los comportamientos que el sujeto puede llevar a cabo en interacción con su sociedad. Esta especificación es posee una relevancia especial puesto que explica las diferencias existentes en el desarrollo de la neocorteza entre primates y humanos en comparación con otras especies animales.

Además, numerosos trabajos y estudios, respaldan la idea de que las dimensiones del neocórtex aumentan según aumenta el tamaño del grupo social. Además, en el caso concreto de los primates el tamaño de la amígdala, órgano tradicionalmente vinculado a las respuestas emocionales, también aumenta al verse incrementado el tamaño del grupo social.

Esto es debido a que para la integración y éxito social es necesario el correcto desarrollo de las habilidades de modulación y regulación emocional, de ahí el consecuente aumento del tamaño de la amígdala.

EL ESTUDIO DE GAVRILETS Y VOSE

Con el objetivo de comprobar esta hipótesis, los investigadores de la Universidad de Tennessee, Estados Unidos, S. Gavrilets y A. Vose llevaron a cabo un estudio en que mediante el diseño de un modelo matemático, se podía simular el desarrollo del cerebro de las personas en base a la teoría de la inteligencia maquiavélica.

Para ello, los investigadores tuvieron en consideración los genes encargados del aprendizaje de las habilidades sociales. Llegando a la conclusión de que las capacidades cognitivas de nuestros antepasados se incrementaron de una forma significativa a lo largo de tan solo 10.000 o 20.000 generaciones, un espacio de tiempo muy reducido teniendo en cuenta la historia de la humanidad.

Este estudio describe el desarrollo cerebral y cognitivo en tres fases diferentes que se dieron a lo largo de la historia de la humanidad:

- Primera fase: las estrategias sociales creadas no se transmitían de individuo a individuo.

- Segunda fase: conocida como fase de “explosión cognitiva”, en ella se manifestó un punto álgido en la transmisión de los conocimientos y habilidades sociales. Fue el momento de mayor desarrollo cerebral.

- Tercera fase: llamada fase de “saturación”. Debido al ingente gasto de energía que implicaba el mantenimiento de un cerebro cada vez más grande el crecimiento de este se detuvo, quedándose tal y como lo conocemos en la actualidad.


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