¿Infidelidad virtual o infidelidad por internet?

Los problemas de las relaciones de pareja cambian con el tiempo y el concepto de infidelidad se transforma. Las páginas eróticas son cada vez más visitadas y se convierten en un método más de engañar a la pareja. ¿Acabas de descubrir que tu pareja es asidua de páginas web eróticas? ¿Habla por Internet con chicas y las ve desnudarse a través de la pantalla? Primero, mantén la calma. Y segundo, trata de entender las razones que le han llevado a ello.

“Llevamos 5 años casados y tenemos un hijo de 2 años, desde que nació nuestras relaciones sexuales se espaciaron mucho (sinceramente no me apetecía) y esto creo que fue enfriando nuestra relación aunque estábamos bien. Hasta hace unas semanas, cuando descubrí que mi marido es asiduo a páginas webs eróticas, incluso creo que ha contratado a alguna chica para que se desnudara con la webcam. Me siento engañada y traicionada, él dice que me quiere, pero yo ya no me creo nada. No sé qué hacer”.

Testimonios como éste nos llegan con cada vez más frecuencia a los gabinetes psicológicos. Escuchamos, hablamos y proyectamos qué haremos si nuestra pareja nos es infiel; si le pillamos con otra persona en la cama, si descubrimos que lleva tiempo viéndose con otro… Otra cosa es que luego en la situación hagamos algo diferente. Pero al menos nos lo hemos imaginado y creemos saber cómo reaccionaríamos. Además, hemos escuchado historias de otras parejas a las que les ha pasado y ha sido tema de conversación entre amigos  en más de una ocasión.

Pero ha llegado una nueva forma de infidelidad: el contacto virtual. Las páginas eróticas son las más visitadas de Internet y es raro encontrar un hombre (son los principales usuarios, aunque algunas mujeres también las usan) que no haya visitado más de una vez este tipo de webs. Pueden ser páginas con contenido pornográfico (películas o fotografías) u otras en las que se puede también contactar con chicas para mantener conversaciones eróticas o que se desnudarán frente a la cámara.

Cada persona decide según su criterio qué es infidelidad para ella. Mientras que unos consideran que la infidelidad empieza cuando hay contacto físico, otros podrían sentirse traicionados con una conversación telefónica. En Internet ocurre igual y aunque a muchas mujeres no les importa que sus parejas vean porno, el hecho de hablar con una persona real ya suele ser considerado infidelidad por la mayoría.

Y al ser una forma bastante nueva de infidelidad… ¡no sabemos cómo reaccionar! Nos preguntamos si es lícito sentirse celosa cuando no ha habido contacto físico e incluso también pueden surgir dudas acerca de si acceder a este tipo de páginas supone que nuestra pareja es una especie de pervertido.

En realidad, visitar páginas eróticas y excitarse con pornografía, sea en directo o grabado, no tiene nada de enfermizo y no hay nada de qué preocuparse. Pero si el problema está en la posible traición a la pareja, debemos permitirnos sentirnos engañadas, sobre todo si, como suele darse en muchos casos, nuestra pareja lo niega. Como en cualquier otra infidelidad, tenemos derecho a enfadarnos, pedir explicaciones e incluso romper la relación si así lo sentimos, o si hemos acordado que ese tipo de conductas vulneran la confianza en nuestra relación.

Intenta entender las razones por las que tu pareja visita páginas eróticas

Es una situación nueva para ambos. El usuario de páginas eróticas es posible que no sea plenamente consciente de las consecuencias de sus actos. En su cabeza solo está dando forma a una fantasía, pero como no conoce a la chica personalmente, tampoco tiene intención de hacerlo, y no hay contacto físico, no lo considera infidelidad.

No vamos a justificar nada. No son niños y saben que es algo que molesta a la pareja, simplemente porque a ellos, con toda probabilidad, también les molestaría. Además, seguramente lo han ocultado y lo negarán hasta el ridículo. Solo decimos que no lo ven tan grave como una infidelidad “piel con piel”, y probablemente nosotras tampoco.

Así que, antes de montar en cólera, lo ideal es sentarse a hablar con tu pareja, prometiendo sinceridad, e intercambiar cómo nos sentimos ambos en esta nueva circunstancia.