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Como ayudar a nuestros hijos e hijas a superar el miedo

Consejos de crianza para dar apoyo a nuestros hijos al gestionar el miedo

  • Por: AGENCIAS
  • 08 JUNIO 2022 - .
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El miedo aparece a los siete meses de vida, normalmente produciéndose ante ruidos fuertes o alturas.

“A veces las emociones pueden ser nuestros peores enemigos, pero también pueden ser nuestros mejores amigos”. Cuántas veces habré dicho esa frase a niños y niñas o, en su versión adulta, a padres y adultos. Y es que, en función de cómo las manejamos, nuestras propias emociones pueden generarnos un gran malestar o ayudarnos a adaptarnos mejor al medio.

El miedo en concreto tiene la función de protegernos de aquellas situaciones que pueden ser peligrosas. Pero en ocasiones puede volverse en contra, impidiéndonos hacer lo que queremos y produciendo un gran malestar. Los padres y las madres tienen un doble reto ya que tienen que manejar tanto sus emociones como transmitirlo a sus hijos e hijas, pudiendo tener dificultades en una o en ambas tareas, que a veces da lugar a un gran malestar para toda la familia.

AFRONTANDO EL MIEDO DESDE LA INFANCIA

El miedo aparece a los siete meses de vida, normalmente produciéndose ante ruidos fuertes o alturas. Con el desarrollo de los/as niños/as la percepción del mundo cambia, encontrándose con estímulos nuevos y desconocidos hasta entonces, esto hace que vayan apareciendo otros miedos.

Así, por ejemplo, con el inicio del juego simbólico y el desarrollo de las representaciones mentales aparece el miedo a la oscuridad y los fantasmas, pudiendo tener dificultades para dormir solos, incluso habiéndolo hecho ya anteriormente.

A esta aparición de miedos asociado al desarrollo del niño o niña se le denomina miedos evolutivos, y están asociados a esa adaptación a la novedad. A continuación, resumo los más importantes.

MIEDOS EVOLUTIVOS

Durante el primer año de vida los miedos que aparecen son los ruidos fuertes, la pérdida del apoyo físico, las personas extrañas y la separación.

A partir del primer año es cuando puede aparecer el miedo a pequeños animales o insectos, además de a distintos fenómenos naturales, como los truenos y las tormentas. Además, es frecuente que sientan miedo a que se produzca la separación con las principales figuras de apego como son los padres, esta ansiedad o angustia por separación suele aparecer en torno a los dos años.

Entre los dos años y medio y los seis aparece el miedo a la oscuridad, los fantasmas y quedarse solo, también puede manifestar miedo a otros animales.

Después son característicos los miedos relacionados con la salud, daños físicos y heridas corporales, apareciendo a partir de los seis años. También son relevantes el miedo a la muerte y algunos miedos escolares.

Durante la preadolescencia (11- 13 años), los miedos más importantes son los sociales; anteriormente ya ha aparecido la vergüenza y puede que el niño haya tenido que adaptarse a algunos problemas sociales, pero es en estas edades donde los miedos relacionados con la autoimagen y escolares tienen más relevancia.

En la adolescencia, siguen los miedos escolares y sociales, pero estos se centran más en las relaciones interpersonales, miedos de autoidentidad y rendimiento personal.

Estos miedos aparecen con el desarrollo del niño/a y también desaparecen con su desarrollo al aprender que esas situaciones (por ejemplo, dormir solo) no son realmente peligrosas. Pero si se enfrentan a esa situación sin sentirse preparados para ello, bien porque no se sienten apoyados y capaces o porque no les permitimos que se enfrenten a ellos, ello puede ocasionar problemas en las diferentes áreas de su vida.

PAUTAS Y CONSEJOS

Ten en cuenta estos consejos y recomendaciones de crianza.

1. AYUDARLE, AL NIÑO O A LA NIÑA, A QUE IDENTIFIQUE LA EMOCIÓN

Hay que ayudarle a definir y entender cómo se siente puede implicar que se entienda mejor y reducir la sensación de descontrol de sí mismo/a.

2. ESCUCHARLE Y VALIDAR LA EMOCIÓN

Como padres no queremos que nuestros/as hijos/as tengan malestar y en ocasiones con esta finalidad usamos frases como “no tengas miedo” o “si no pasa nada”. Sin embargo, estas frases no le permiten crear habilidades para relacionarse con su miedo y podemos conseguir el efecto contrario.

En lugar de estas frases podemos usar otras como “sé que te da miedo” o “cuéntame lo que puede pasar” que le puede hacer sentirse escuchado y entendido. Al fin y al cabo, todos podemos pasar miedo y son emociones humanas, ellos no deben sentirse mal por sentirlo y que no se les “acepte o permita” tenerlo.

3. NORMALIZAR EL TENER Y ENFRENTARSE AL MIEDO

Es normal que ante situaciones desconocidas hasta ese momento no sepamos cómo reaccionar y necesitemos prepararnos, y que al enfrentarnos a esa situación al principio nos cueste. Compartir alguna situación en la que hayamos tenido miedo, especialmente si hemos conseguido superarla, junto con las pautas anteriores, puede ayudar al niño/a a identificarse, no verse como alguien raro, contribuyendo a una mejor autoestima y motivándose para enfrentarse al miedo.

Otra opción que podemos usar con este objetivo es un cuento, existen muchos en el mercado tanto orientados específicamente para el miedo como a las emociones en general, además, existen cuentos para miedos específicos.

4. ANIMARLE A QUE PRUEBE A ENFRENTARSE AL MIEDO

Es importante entender que la finalidad es que aprendan a relacionarse con el miedo como lo que es, una alarma o emoción que nos permite estar alerta ante un posible peligro. Sin embargo, esta posible alerta no debería controlar nuestros actos y decidir por nosotros. Es algo que los niños pueden aprender, normalizar la emoción de miedo entendiendo porqué se produce y que pueden hacer para resolverlo adecuadamente.

Por otra parte, esto debe hacerse paulatinamente o con una adecuada escala de intensidad de afrontamiento al estímulo o situación que le produce miedo, ya que si se le obliga al niño a estar en una situación que le produce un intenso miedo y no se le permite “escapar” podrá tener el efecto contrario al que nos gustaría. En el centro de psicología PsicoAlmería, establecemos pautas específicas para cada caso y conseguimos la eliminación de los miedos y el aprendizaje que debe conllevar en esas edades tempranas.

5. ENFRENTARSE AL MIEDO JUNTOS

Habrá situaciones en las que las pautas anteriores no sean suficientes, necesitando que le acompañemos en un primer momento o algún objeto que le cree seguridad. Esta ayuda ha de ser retirada poco a poco conforme el/la niño/a se vaya sintiendo capaz de ir haciéndolo solo/a.

6. IR POCO A POCO

Si no puede enfrentarse a esa situación de golpe podemos ponerle pequeñas metas. De esta manera le resultará más fácil verse superando el miedo y teniendo éxito.

7. VALORAR LOS ÉXITOS Y LOS FRACASOS

Es muy importante que valoremos cualquier acercamiento que hagan al objetivo que tengamos. Se puede hacer con premios, tanto con pequeños premios en las aproximaciones como con uno grande en caso de obtener la meta final, pero lo que nunca hay que olvidar es expresar lo orgullosos y contentos que estamos de que se haya enfrentado a su miedo, independientemente de su éxito o no, de esta manera seguirá intentándolo y conseguiremos aumentar las posibilidades de que se supere a sí mismo. El reforzamiento verbal a un menor siempre produce más consecuencias positivas que un premio material.

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