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¿Cambio de trabajo o sigo con el que tengo?

Tras el verano aumenta el deseo de cambiar de empleo: renovar la motivación, mejorar el sueldo, ascender... Pero hay riesgos que no deben olvidarse.

  • Por: EL PAÍS
  • 07 SEPTIEMBRE 2015 - .
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40% de los trabajadores piensa en abandonar su empresa, un 41% está insatisfecho en el equilibrio entre vida familiar y laboral.

Varios datos extraídos del estudio Bienestar y motivación de los empleados  creado por Endenred e Ipsos: un 40% de los trabajadores piensa en abandonar su empresa, un 41% está insatisfecho en el equilibrio entre vida familiar y laboral, y el 51% resuelve asuntos personales en el trabajo.

Si a esto le añadimos que, en el momento de decidir cambiar de trabajo, para un 90% es fundamental la conciliación laboral y el ambiente con los compañeros, concluimos que, en el fondo, el sueldo no es trascendental en el grado de satisfacción. Y es verdad. Una vez que nos sentimos más o menos cómodos con lo que cobramos, dejamos de pensar en ello. Sin embargo, es importante destacar que ninguno de estos factores es capaz de activar una motivación real y duradera. Sí, ayudan. Sí, proporcionan equilibrio y tranquilidad. Pero a corto plazo. Vienen a resolver un malestar. Pero si hablamos de motivación, de ese estado casi mágico en el que uno se ve capaz de todo, no basta. Y, lo más importante, si no somos conscientes de cuáles son sus pilares, es posible que el estado de motivación que se da al cambiar de trabajo nos dure lo que dure la novedad.

¿Dónde reside la motivación? ¿Cuál es su secreto? ¿Dónde buscarla y desde dónde potenciarla? En nosotros está el mejor y único motivador que existe. David H. Pink, autor del provocativo éxito La sorprendente verdad sobre qué nos motiva, asegura que en lo relativo a la motivación empresarial aún existe el error generalizado de reducir el trabajo a una transacción. Tú me pagas, yo trabajo. Tú me pagas más, yo trabajo más. Tú me incentivas mejor, yo trabajo mejor. Sin embargo, recientes investigaciones han demostrado que no funciona el sistema del palo y de la zanahoria, del premio y del castigo. Esta realidad aún se hace más patente en todas aquellas actividades donde se ve involucrada la creatividad o cierta dosis de complejidad en aquello que hacemos, donde resulta que, lejos de mejorar el rendimiento, los incentivos, los palos y las zanahorias provocan un menor rendimiento.

Lo que funciona es “el impulso de hacer algo porque es interesante, absorbente y todo un reto”. Pink lo llama Motivación 3.0, y lo más interesante es el cambio de paradigma que representa. Es decir, aquel que sale de nosotros mismos y de nuestros deseos como personas. Si queremos ganar dinero debemos conseguir crear los espacios necesarios para que las personas sean personas, no simples empleados.

CUIDADO AL HACER EL CAMBIO

Boris Groysberg y Robin Abrahams escribieron en la Harvard Business Review un artículo titulado Gestión personal: cinco errores al cambiar de trabajo donde nos advierten que el cambio no es malo. 

Pero tampoco es bueno por definición. Es una herramienta y, como pasa con los martillos, si no sabemos usarlos o lo hacemos con imprudencia podemos pillarnos los dedos. ¿Cuáles son estos errores?

* No investigar lo suficiente la nueva empresa. Cuando cambiamos de trabajo invertimos en nosotros mismos. Y cualquiera que decidiese invertir todo su capital en una compañía antes se informaría e investigaría profundamente.

* Sobrevalorarnos. Cabe la posibilidad de que si no hemos progresado, puede que sea porque nos falta algo que otros tienen. Tal vez sea nuestra responsabilidad. Si somos humildes y conscientes, podremos trabajar en ello antes de trabajar en otro lugar donde lo más seguro es que nos encontremos con las mismas barreras.

* Cambiar por dinero. Es una visión a corto plazo. Tan importante como el dinero es descubrir si podremos desarrollarnos como profesionales y como personas.

* No ajustarnos a nuestras habilidades. Por fuertes que sean las ganas de cambiar, debemos ponerlas en sintonía con nuestras habilidades reales. Si no es así, más vale esperar a que se aparezca el nuevo trabajo adecuado.

* No comprobar si hemos agotado todas las posibilidades de crecimiento en nuestro trabajo actual. Debemos saber transmitir nuestras expectativas. Si no nos atrevemos ahora, tampoco nos atreveremos después.

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