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Muere al caer y desnucarse

Tras embriagarse con amigos en su casa, celaba a su esposa.

  • Por: POR MARTÍN CASTILLO
  • 04 JULIO 2015 - .
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El herrero Pedro Pablo Ríos murió al caerse debido al estado de embriaguez en que se encontraba.

Un herrero se embriagó con sus amigos en su propio domicilio, pero éstos se retiraron antes de la medianoche y su mujer empezó a recoger las cosas cuando éste se fue a dormir, pero regresó y la empezó a celar, ella le pedía que se calmara, trató de golpearla pero no lo logró y fue así como por su propio peso se cayó y murió al golpearse y desnucarse.

De los hechos fueron testigos un hijo del occiso y una hija de la ahora viuda, por lo que llamaron a los puestos de socorro y éstos lo dictaminaron sin vida.

Fue el agente del Ministertio Público séptimo, José Alfredo Rodríguez González, quien se dirigió en los primeros minutos de ayer a la calla Santa Ana número 37 del fraccionamiento Jacarandas y dio fe del cuerpo sin vida de Pedro Pablo Ríos Colunga, quien contaba con 42 años de edad.

Éste se encontraba tirado en la banqueta boca arriba y le sangraba el cráneo.

Nadia Maricela Rivera Orta es quien acudiera a reclamar el cuerpo sin vida de su pareja.

Dijo que apenas el pasado 29 de junio acababa de cumplir 42 años y éste seguía festejando.

Aclaró que siempre que se embriagaba le daba por ponerse necio, la celaba y la agredía física y verbalmente.

Esta vez no fue la excepción, ya que el ahora occiso, desde la una de la tarde se puso a tomar con sus amigos y éstos se retiraron a las once de la noche.

Ella, al igual que su hija y el hijo de ambos, salieron al patio y como estaba solo, se pusieron a platicar con el ahora occiso y al cabo de unos 20 minutos, decidieron irse a acostar.

Éste se acostó y ella se levantó para meter el estéreo que se había quedado en el patio para evitar que se lo fueran a robar.

Cuando realizaba esta labor sintió una mirada en la espalda y al voltear observó parado en la puerta al ahora occiso, quien le reclamó celos.

“Ya veniste de c... con el vecino”, ella le pidió que se calmara y que la respetara, ya que sólo estaba recogiendo el estéreo y éste seguía insultándola. (Matamoros, Tam.)

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