Mi Reynosa

‘Veníamos pidiendo a Dios que no pasara nada’

Alan, migrante guatemalteco se recostó en la Van, luego se levantó y ya todos estaban tendidos afuera de la camioneta. Venía a Reynosa para cruzar a Estados Unidos pero ya no pudo

  • Por: NUBIA RIVERA JUÁREZ
  • 01 SEPTIEMBRE 2016 - .
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Narra Alan que presentían el peligro y venían orando en el camino, él se salvó, sólo tiene golpes en el cuerpo y apenas recuerda algunas cosas.

“Uno presentía que podía pasar algo malo, veníamos pidiendo a Dios que no pasara nada, me recosté cuidándonos unos con otros, cuando me recosté por un instante comenzó a dar vueltas y cuando me levanté estaban todos tendidos afuera”, dijo “Alan” un migrante guatemalteco con 28 años de edad.

Desde hace una semana que había salido de Guatemala, y venían con dirección a Reynosa para cruzar a los Estados Unidos, pero el sueño se truncó al sufrir un accidente donde han perdido la vida hasta el momento seis personas, cinco menores de edad y una mujer de 32 años.

“Teníamos 18 horas de recorrido, cansados, deshidratados, venía bien rápido, quizás venía muy cansado y parpadeo, no sabemos, se reventó una llanta y veníamos dando vueltas y vueltas, quedó el bus con las llantas para arriba, yo me levanté y vi a todos tendidos en el suelo, pensé que todos estaban muertos, me levanté a querer ayudar, pero me sentía débil, la cabeza me daba vueltas”, dijo el centroamericano.

Explicó que los cuerpos de socorro llegaron en media hora, gracias al apoyo de automovilistas que iban pasando por el lugar, venía rodeado de niños y mujeres, cuidándose unos a otros.

“Me sentía asustado, fue terrible, ayer todavía me sentía muy débil, ya logré dormir algo ayer, tenía miedo de dormir, de ver lo sucedido, tengo golpes en el cuerpo, en el cuello, en la espalda, en la cabeza, me quedé todo aturdido, hasta se me olvidaron los números de la familia, he estado recordando pero no del todo”, comentó.

Alan reconoció que sabían del riesgo que corren al tratar de buscar una mejor vida en los Estados Unidos, y por el momento sólo quiere descansar para saber qué es lo que le depara el destino.

“Todo sueño cuesta, se arriesga uno al venir acá, que le pase algo a uno, está consciente de que cualquier cosa le puede pasar a uno, sale uno de su casa pidiéndole a Dios”, finalizó.

Alan junto a su compañero de 22 años de edad, resultaron con golpes en todo el cuerpo, uno lleva collarín, y se encuentran atendidos en la casa del migrante Nuestra Señora de Guadalupe.


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