Mi Reynosa

Si cumple empresario empezará a operar

Faltan requisitos de COEPRIS y Protección Civil Estatal

  • Por: RUBÉN HERNÁNDEZ OLMEDA
  • 05 AGOSTO 2019 - .
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Si el organizador de la Feria de Reynosa 2019 cumple para hoy lunes con los requisitos que exige COEPRIS y Protección Civil Regional, empezará a operar.

Si para hoy lunes, el empresario de la Feria de Reynosa 2019 cumple con la normatividad de COEPRIS así como con la de Protección Civil estatal, no habrá impedimento para que empiece a operar.

En tales términos habló Antonio Guerra García, director de Operación en la Comisión Estatal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios en Tamaulipas.

Interrogado sobre lo anunciado por el organizador del evento por cuanto a que iniciará labores este día, dijo que ‘tal vez ya esté arreglando las situaciones por las cuales se le clausuró el evento’.

Una vez que los tenga en la mano, deberá presentar previamente todos los requisitos que se exigen ante la autoridad local tanto de COEPRIS así como la regional de Protección Civil.

Entre ellos serán resultados de análisis clínicos de las personas que se encargarán de atender y elaborar los alimentos que se expenderán en los locales.

De igual manera deberá demostrar que los establecimientos ahí instalados cuentan con la seguridad que demanda Protección Civil regional.

PROCEDERAN A RETIRARLOS

En cuanto a los anuncios de clausura definitiva que se pegaron en distintos locales, Guerra García anunció que serán las autoridades locales de las dependencias citadinas quienes ordenarán a sus subalternos que los retiren.

Una vez retirados, entonces ya estará en condiciones de abrir las puertas al público el organizador del evento que es Atracciones del Noreste.

ERA EL EVENTO MÁXIMO DEL AÑO 

¿Y cómo era la feria?

Era una Feria y Exposición Agrícola y Ganadera. Un evento, el evento máximo del año.

Llena de luces multicolores, merolicos, palenque de gallos, rueda de la fortuna, “caballitos”, restaurantes de tacos, muchos tacos. El que vendía las colchas y te daba un “pilón”.

Con un “chicharito” casi pegado a la nariz: “y lleve esta, y esta, y esta otra, ándele estamos de oferta, ándale, tú, sí, tú, dame esa colcha, esa y esta y aquella, ese cobertor, aproveche, porque esta noche quiero acabar todo”, decía.

Enormes restaurantes: los “stands” de una cervecera o de otra y ahí entraba todo mundo, se sentaba, pedía de comer y veía las “tandas”.

Un mundo de animales: vacas, chivos, becerros, el olor a excremento de ganado, un toro con una argolla en la nariz, era el stand de los ganaderos, donde orgullosos los criadores exhibían sus animales que luego se exportaban; venían de diferente partes del estado a mostrar sus resultados en la crianza.

El serpentario donde los chiquillos admiraban arañas y víboras, la de “siete cabezas”, la cornuda, esa “la que mató a su mamá”, por eso le cayó la maldición y la convirtieron en un animal que se arrastra.

El recorrido con la familia, el hacer fila para comprar los boletos en las taquillas, y los empleados del gobierno municipal les tocaba trabajar de noche, recogiendo boletos y ayudando a controlar las entradas.

“Un agosto” para la policía municipal, porque a un parroquiano a veces le tocaba que lo detenían hasta dos veces por noche, porque era “muy terco” y se regresaba al palenque, donde lo mismo peleaban gallos que cantaba el artista de moda.

Desde que el alcalde y su comitiva, acompañado del representante del gobernador en turno, y funcionarios de puntos circunvecinos cortaban el listón inaugural; cosa curiosa a todo mundo se le daban tijeras, y una cascada de truenos y juegos pirotécnicos iluminaban el despejado cielo de esta frontera.

Caía el listón y todos aplaudían. Un mayor de Hidalgo, o el de McAllen hacían acto de presencia.

El teatro del pueblo donde se presentaban desde payasos hasta cantantes serios.

Los stands del municipios, del Estado, de la SARCH, espacios pequeños donde presentaban maquetas de sus avances en obra pública, eran informes que a mucha gente se le hacían aburridos y ahí estaban uno que otro funcionario haciendo “guardia”.

Y el popular “trenecito” que era la delicia de chicos y grandes.

Que si era una semana o dos o tres, pero siempre parecía que el tiempo era corto y pasaba muy rápido para la Feria de Reynosa. (Por Carlos Peña)

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