El cuerpo de una mujer es un arma cargada
Hay mujeres que usan toda su anatomía como arma. Ante ellas, el documentalista Joseph Paris se sintió conmocionado. No porque tuvieran el torso desnudo o por las consignas pintadas en sus pechos. No por las coronas de flores en sus cabezas o la furia de sus gritos, sino por el efecto que producen todos estos elementos que las integrantes de Femen usan a la vez. Con su cámara, las siguió por sus manifestaciones en París.
Joseph Paris entrevistó a las fundadoras de Femen, las ucranianas Sascha Shevchenko y Oksana Shachko. Documentó su protesta contra la Euro Champions, su celebración en Notre Dame tras la renuncia de Benedicto XVI; sus acciones en Túnez en apoyo de Amina Sboui, estudiante amenazada de muerte.
El documental Naked War, presentado en la X edición de DocsDF, es resultado de un año de registro de las protestas del grupo. Mucho se han criticado sus acciones, pero Paris subraya un aspecto positivo del movimiento: el cuerpo como arma. “Puede que no se entendiera el mensaje, pero Femen realizó imágenes tan poderosas, que veremos sus efectos en algunos años”.
¿Cómo conoció a las fundadoras de Femen?
Fue en la plaza Trocadero, en París, en marzo de 2012. El grupo invitó a una amiga a la manifestación que realizaron ahí. La acompañé para tomar fotografías. Charlé con las fundadoras y me invitaron a que asistiera a la protesta que harían en Varsovia, Polonia, durante la inauguración de la Euro Champions. Ahí sí quedé impresionado; la verdad es que el acto en París no había sido tan bueno.
¿Por qué?
Fue una cagada. Quizá porque, para algunas, era la primera vez que hacían topless. Así que todo el asunto era algo tímido. Además, la policía ni siquiera intervino porque estaba concentrada en otra protesta que ocurría al mismo tiempo. En la de Varsovia me tocó filmar cómo este grupo de mujeres marchaba con extinguidores y rociaba a la multitud que les gritaba. Yo grababa con mi iPhone. Todo era cinematográfico y yo estaba verdaderamente impresionado.
¿Qué le impresionó tanto?
A esa protesta asistí como activista, no como documentalista. No sólo había una historia qué documentar; encontré una nueva manera de protestar. Las acompañé en Polonia, me volví cercano al movimiento y, para ser honesto, me enamoré de una de ellas.
¿Cómo sentir interés amoroso por una mujer que justamente lucha por no ser vista únicamente como eso?
No era sólo atracción, sino mutuo amor. Estuvimos juntos desde que empecé a tomar video y durante toda la filmación. Pude acceder al corazón del movimiento porque éramos parte de la vida del otro, no sólo porque yo registraba las protestas. No encuentro aspectos patriarcales en una mujer que lucha, porque yo me enamoro de todas las personas que luchan en sus vidas y, de cualquier manera, el amor siempre va en contra de determinaciones, previsiones y el orden de las cosas.
Por eso también es una fuente de revueltas, como diría Annie Le Brun (escritora y académica francesa entrevistada en el documental). Mi relación terminó al mismo tiempo que la filmación. No sé si el fin de una cosa tuvo que ver con la otra. Nunca nos volvimos a ver. La amaré siempre.
Hablemos del cuerpo como significado y como mensaje.
Por una parte se trata de feminismo. Femen coloca al revés la imagen del cuerpo femenino. Muestran su cuerpo desnudo de una forma que no es seductora ni sumisa sino en combate: en lucha. Y eso, en la cabeza de cierta gente, asusta.
Por otra parte, es el mensaje. En las sociedades capitalistas se separa el pensamiento del cuerpo. Y ahí tienes a las activistas de Femen colocando las ideas en el cuerpo. Aun si la gente no lee las notas de periódico donde aparecen sus fotos, aun si la audiencia desconoce su protesta, ven las imágenes de estas mujeres con consignas en el cuerpo, y algo queda en su mente. Es lo que quería expresar: colocar ideas en el cuerpo lo dota del significado perdido. Eso es poderoso: no la mujer desnuda, sino unir dos cosas que estaban separadas.
Hay contextos y realidades donde Femen no ha funcionado. Es el caso de México. ¿No se comprendió el mensaje?
A veces lo que funciona en una protesta no sirve en otra, o lo que es claro en un espacio, se vuelve incomprensible en otro. Es cuestión de contexto. Pero una imagen como la de Sascha Shevchenko (los brazos en alto, el ceño fruncido, la boca abierta mientras grita) es excesivamente poderosa. Se introduce en la mente de las personas y crece. Quizá veremos los resultados en años. Tal vez no entiendas el mensaje de las imágenes de manera racional, pero aun así funcionan. Mostrar una mujer desnuda en plan de lucha no soluciona todo. ¡Tampoco puedes resolver todos los problemas del mundo con protestas! Pero das un mensaje.
Y en el caso de Femen, ese mensaje no es únicamente el de la disparidad de género.
Hay más temas. Toma como ejemplo a la Unión Europea. Se dice que es un territorio de libertades en el que puedes hacer lo que gustes, incluso salir desnudo a la calle, pues hay montones de artistas del performance que trabajan con su cuerpo desnudo, pero jamás se produjo esta gran agitación. ¿Por qué?
¿Lo sabe?
Tiene que ver con que Femen se presenta en ciertos lugares, contra enemigos específicos, con el fin de demostrar que son violentos. Cuando esos enemigos reaccionan con violencia y brutalidad, te das cuenta de que esa es su forma natural de hacer las cosas.
Como cuando se enfrentaron a Servitas (la orden religiosa que en 2012 se pronunció contra el matrimonio gay).
Nadie en Francia se molesta por la unión entre personas del mismo sexo. La gente está de acuerdo y en paz con eso; pero de repente, ahí tienes a esta gente en las calles para decir que estamos mal y condenan algo que todos damos por sentado como un derecho. ¿Qué ocurre? Llega Femen, los confronta y las golpean. Llega la policía y también agrede a golpes a las activistas. Europa es muy bella y democrática; puedes hacer lo que quieras e ir a donde sea, pero estás bajo vigilancia. Hay cámaras en todos lados. Y si haces algo distinto a lo que se espera de ti, en menos de dos minutos la policía aparece.
Pasemos a la protesta en Notre Dame. Imaginemos a una señora mayor, muy devota, que ve a estas mujeres desnudas gritando: “¡No más papa!”, mientras tocan la campana de la catedral. Se siente violentada en sus creencias.
Bueno, lo primero que le diría a esa hipotética señora es que el papa se ha involucrado en temas políticos: matrimonio, anticonceptivos y, más importante aún, el derecho al aborto. Si un representante religioso invade la política, dejemos que la política invada a la iglesia. ¿Por qué no?
Otra cosa: Femen ingresa a una iglesia para tocar una campana. ¡Eso no es violencia! Ocurre todos los días. Pero están desnudas. Y para censurar el cuerpo, apagan las luces. ¡Ah!, pero hay cámaras de video y flashes de quienes documentábamos la acción. Y eso se vuelve dramático: ellas son golpeadas por los grupos de seguridad y todo ocurre en la oscuridad, lo que inevitablemente nos lleva a pensar en la época del oscurantismo. Cuando yo grababa esos hechos, pensaba: “Es la mejor escena que jamás haya filmado”.
Cuando golpean gente delante de ti, ¿no llega un momento en que te preguntas si debes seguir filmando o impedir que les peguen?
Tenía que grabar, sobre todo porque Femen me pidió tomar imágenes y en ese momento yo no era más que un fantasma. Además, en alguna protesta a la que las acompañé, creo que fue la tercera, traté de ayudar mientras grababa y no pude hacer ninguna de las dos cosas. De nueva cuenta, depende del lugar: en Europa del Este, por ejemplo, las cosas no van tan lejos, te golpean, pero ¡vamos!, no mueres. En cambio, en Bielorrusia o en Ucrania las chicas se han enfrentado a detención y tortura.
Las fotografías que vemos de Femen son muy similares: mujeres blancas, delgadas, jóvenes, hermosas. ¿No se estandariza un solo tipo de cuerpo?
Ese es un cuestionamiento legítimo. Yo puedo hablar de cómo es el movimiento Femen en Francia. Ahí hay todo tipo de cuerpos, pero sólo los que tú describes aparecen en los periódicos.
Filmé muchos tipos de cuerpos, pero es un hecho, por ejemplo, que las fundadoras son ucranianas y por eso son similares. Una vez algunos investigadores me invitaron a un evento para usar este filme como la muestra de que Femen era un movimiento colonialista que protestaba en otros países como si fuesen a enseñarles cómo debían hacer las cosas.
Es una de las críticas a Femen.
No concuerdo. Pero entiendo por qué se tiene esa percepción. Cuando detuvieron a Amina Sboui, tres mujeres viajaron a Túnez para protestar en el Palacio de Justicia. Tres mujeres viajan a otro país que no conocen para apoyar a otra mujer por simple solidaridad. Pienso que se deben buscar formas de mantener la radicalidad en una protesta, pero adaptándola al contexto. Un caso: en El Cairo, las mujeres que protestan contra el alto nivel de acoso sexual que padecen lo hacen portando un cuchillo en alto. “No me vuelvas a acosar. Si te acercas, te mato”. Así de simple es el mensaje. No siempre es necesario usar el cuerpo desnudo.
Eres un hombre que se alió a un movimiento de mujeres.
Es que con el feminismo puedes tocar cualquier tema. ¿Peleas por mantener los recursos naturales? ¿Contra el capitalismo? ¿En favor de los derechos humanos? Con el feminismo abordas estos temas. No estoy de acuerdo con cierto feminismo institucional que busca que las mujeres ocupen lugares dentro de las compañías en un sistema capitalista. Vamos, no las culpo, es el interés que quieren mantener. Pero si pretendes cambiar el lugar que ocupan todas las mujeres en todos los ámbitos, hay que cambiarlo todo.
¿Por qué te involucraste en el documental?
Mis padres eran activistas y cuando yo tenía 15 años también me volví activista. Hace 15 años hubo elecciones en Francia y se corría el peligro de que la extrema derecha representada por Jean Marie Le Pen tomara el control del país. Como no podía votar porque cumplía 18 años dos meses después de la elección, me uní a un pequeño partido, Nouveau Parti Anticapitaliste (Nuevo Partido Anticapitalista). Estuve ahí dos años, descubrí que no era un lugar tan lindo al cual pertenecer. Me volví más radical.
¿Cuándo es útil ser radical? ¿Cuándo resulta contraproducente?
Es una discusión que tengo bastante seguido. Pier Paolo Passolini decía que debíamos actuar como si la revolución ya hubiera ocurrido. Yo practico un anarquismo no violento. Creo que la humanidad es lo suficientemente madura para organizarse de manera no violenta.
Han pasado tres años desde que acabaste el documental. ¿Te mantienes en contacto con Femen? ¿Se han transformado sus formas de protestar?
Sí. Muchas cosas han cambiado. Desde que terminé el documental, las fundadoras dejaron el movimiento y quedó a cargo Inna Chechenko, que no es precisamente fundadora pues ingresó dos años después, pero los medios le dan ese crédito. Me parece que desde entonces las cosas han perdido fuerza. Han organizado protestas en Campos Elíseos contra el Estado Islámico con Kalashnikovs rosas. Eso no provoca. Sirve para la foto, pero no tiene la secuencia dramática de una protesta como la que hicieron en Notre Dame. También hay declaraciones de Inna sobre Medio Oriente que no están fundamentadas. Han cambiado cosas.
DEJA TU COMENTARIO