American Dream para 10 personas centroamericanas para asilo humanitario

Con lágrimas en los ojos, Santiago, un adolescente de 15 años originario de Venezuela recibió ayer la noticia de que su visa humanitaria había sido aprobada en los Estados Unidos, acompañado de su madre, comenzó a rezar y a planear un futuro alejado de la violencia, pobreza e inseguridad de su país natal.

-Por fin podré tener una vida mejor, podré cumplir un sueño, estoy nervioso, perdone si mi voz tiembla.

-Esas lágrimas, ¿Son de alegría?

-Sí, es un sentimiento extraño, hemos pasado por muchas cosas, creo que esto de llorar es necesario (agacha la cabeza, hace una pausa y continúa) en mi país no hay luz, el salario mínimo son 6 dólares al mes, jamás iba a poder ofrecerle algo a mi madre.

En enero inició su travesía migratoria, cruzando 8 fronteras, por azar llegaron a Reynosa donde esperaron más de un mes la respuesta al trámite.

Toda su angustia, desesperación, dolor y había terminado, ahora solo quedaba subir a una camioneta para cruzar la novena, la última frontera.

VIGÉSIMO TERCER GRUPO

En lo que va del año, el gobierno estadounidense ha aprobado un promedio de 130 solicitudes de asilo provenientes de la Casa del Migrante “Senda de Vida“ en Reynosa, los grupos que son conformados por 10 personas han partido semanal y quincenalmente.

Junto con Santiago y su madre, otros ocho migrantes fueron aceptados, en esta ocasión todos de Venezuela.

Kathiu, de 35 años, tenía 21 días albergada.

“Es un momento muy anhelado, lo he esperado por tanto tiempo, es una oportunidad para vivir dignamente, allá tengo una hija que no pude traerme, ahora el deseo que guarda mi corazón es que todo salga bien, verla pronto”. Relató mientras cargaba un bebé de un año.

A las tres horas de ser notificados, llegó el momento de partir, tomaron una mochila con ropa, documentos de identidad, algunas fotografías, recuerdos de su hogar y comenzaron a subir a la camioneta que los llevaría al Puente Internacional Reynosa-Hidalgo.

Por las ventanas se percibían sus rostros, había ojos rojos, sonrisas y varias manos despidiéndose de quienes aún continúan en la espera.

Hasta el último conteo, este inmueble tenía 300 personas, connacionales, centroamericanos, europeos y africanos, todos con la misma meta, llegar a los Estados Unidos. 

“Jamás pensé que a mi o que a alguien cercano les tocaría ser migrante, afortunadamente nuestra experiencia es buena, hay gente honesta, nos ayudan mucho”. declaró Francisco de 35 años y quien había cumplido ayer dos meses en esta ciudad.

APRUEBAN VISA 

 10 migrantes por grupo, van 13 unidades.

 En el más reciente, todos eran de Venezuela, aunque predominan de Honduras.

 La espera ronda entre los 20 a 60 días.

 Estados Unidos aprueba visas humanitarias.