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Los edulcorantes no causan cáncer pero…

Incrementan el apetito, pueden ser adictivos como el azúcar y no son tan útiles para bajar de peso

  • Por: AGENCIAS
  • 23 FEBRERO 2017 - .
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Afortunadamente parece que han pasado a mejor vida todos estos mensajes alarmantes que nos decían que los edulcorantes, especialmente la sacarina o el aspartamo producían cáncer.

Afortunadamente parece que han pasado a mejor vida todos estos mensajes alarmantes que nos decían que los edulcorantes, especialmente la sacarina o el aspartamo producían cáncer. Este mensaje está bastante obsoleto y se asume que los edulcorante no causan cáncer por sí mismos.

Hemos sido muchos los que durante años hemos divulgado para “tranquilizar” a la sociedad sobre la seguridad de los mismos. Sobre todo, en un entorno de quimiofobia en el que la gente parecía preferir el azúcar “natural” del café en lugar de la “sacarina”.

¿HEMOS SIDO DEMASIADO BLANDOS CON LOS EDULCORANTES?

Ha sido durante la última década en especial cuando nos hemos empezado a cuestionar otros potenciales efectos de estas sustancias, más allá de su efecto cancerígeno.

Ahora sabemos entre otras cosas que pueden incrementar nuestro apetito, pueden ser adictivos al igual que el azúcar, y que puede que no sean tan útiles para bajar de peso como pensábamos.

En resumen, que sean seguros no quiere decir que sean inocuos.

¿INEFICIENTES PARA BAJAR DE PESO?

Esto parece venir a confirmar este reciente estudio de Singapur, al menos a nivel de apetito, en el que las personas “compensaban” las kilocalorías que ahorraban tomando edulcorante al comer en las siguientes ingestas.

Es decir, tomamos menos energía en ese momento, pero más adelante tendremos más hambre y comeremos de más. Habrá por tanto “una mínima influencia en la ingesta energética y el efecto de la glucosa e insulina después de las comidas de ese día”.

Es un típico ejemplo de cómo las personas cuando están en un entorno “controlado”, como ratas en una jaula, no se comportan igual que en la vida real. El adelgazamiento que se produce en los estudios con edulcorantes solo dan lugar si hay restricción de kilocalorías, no por el efecto del edulcorante.

No obstante, hay que tener en cuenta que sustituir un producto azucarado por otro edulcorado puede ser una opción a barajar, especialmente si queremos disminuir la cantidad de azúcar de esa dieta. Pero muy diferente es asumir que por ser “sin azúcar” ese producto va a ser saludable.

EDULCORANTES, MICROBIOTA Y APETITO

El hecho de que los edulcorantes se vinculen con la obesidad es por tanto algo mucho más complejo que una cuestión de kilocalorías.

Durante muchos años, como la máxima preocupación a nivel de dietética parecía ser la energía o las kilocalorías, se han descuidado otras cuestiones de salud nutricional como son estos efectos que se dan lugar en nuestro organismo. Resulta paradójico como algo sin kilocalorías puede estar contribuyendo a que nuestro apetito y la relación con las bacterias intestinales no sean “saludable”. En muchas ocasiones, esa calidad está alejada de los productos que se autodenominan “light” o “sin grasas”.

Que un alimento sea saludable o no, o que un alimento engorde o no, es bastante independiente de su energía, dependiendo mucho más de sus componentes y de cómo se comportan en nuestro cuerpo.

GUÍA CALÓRICA DE PREGUNTAS Y RESPUESTAS

¿Sabe qué es una caloría? ¿Se ha preguntado alguna vez si come bien o come mal? ¿Está su cuerpo preparado para todas las harinas que se come al día?

Empecemos por lo más básico: ¿qué es una caloría?

Es lo que le da la energía al cuerpo para llevar a cabo todas sus actividades: desde una tan simple como abrir los ojos hasta una proeza como, digamos, abordar el micro en hora pico.

¿Cuántas calorías quema un ser humano por no hacer nada, simplemente por vivir?

Una persona promedio puede gastar alrededor de 1,000 calorías por el mero hecho de respirar, de bombear sangre, de hacer —las funciones— del cuerpo.

¿O sea que uno debe consumir al menos 1,000 calorías al día?

Los expertos calculan que un humano, debe ingerir alrededor de 2,000 calorías diarias. Por eso, lo ideal es que haya un equilibrio entre lo que entra y lo que se quema.

¿Qué pasa entonces si me muevo poco, pero como mucho?

Tenga en cuenta que todo exceso de calorías se convierte en grasa, y que esa grasa el cuerpo la acumulará en el estómago, en los muslos, en la papada…

¿Y si, por el contrario, como poco pero me muevo mucho?

Tenga claro esto: la dieta de aguantar hambre no lo hace más saludable; al revés, es malísimo y no adelgaza necesariamente. Lo que pasa es que, cuando el cuerpo no encuentra calorías provenientes de los alimentos, se empieza a comer, literalmente, la masa muscular, pues ahí encuentra las proteínas que usted no le dio vía oral. No se chupa la grasa, como muchos podrían pensar; de hecho, la grasa es de lo último que el cuerpo utiliza en ese caso.

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