Dictan 45 años de prisión a par de filicidas

El juez tercero penal, Isaías Contreras Tamayo, tomó en cuenta las declaraciones primarias que rindieran Marco Antonio Coronado Estrada y su esposa Elizabeth Sifuentes Hernández, cuando recién fueron detenidos por las lesiones que infringieron a su pequeño hijo, que a la postre fueron causa de la muerte cuando era atendido en el hospital Santander.
Aún cuando en su declaración preparatoria ante el juez ambos negaron los cargos y refirieron supuestas presiones de agentes ministeriales para que confesaran, pero no aportaron datos concretos que desvirtuaran sus confesiones iniciales.
Los filicidas que se encuentran recluidos en el Centro de Ejecución de Sanciones de ciudad Victoria, serán notificados a través de un exhorto que giró el juez de la causa a un juez del segundo distrito judicial con sede en la capital del estado.
Como se recordará el 5 de agosto del 2008 las autoridades ministeriales tuvieron conocimiento del ingreso al Hospital Santander de un niño en una critica etapa de desnutrición, el cual presentaba síntomas de deshidratación aguda y lesiones cerebrales, producto de fuertes golpes y el criminal descuido paternal.
La pareja trató de justificar las lesiones que presentaba el niño, con una enfermedad que padecía desde su nacimiento, la cual se reflejaba en dolorosas llagas en la piel, las cuales estaban infectadas.
La ausencia de varias uñas en sus manos causó una fuerte impresión a los investigadores y al interrogar al padre del pequeño, éste confesó que se las había arrancado, porque las tenía “podridas”.
Alma Elizabeth, según consta en el expediente, confesó que “yo lo que quiero decir es que mi esposo Marco Antonio le pega a nuestro hijo siempre que tenemos problemas conyugales, la lleva el niño; yo, cada vez que me enojo con mi marido le pego al niño y es que me hace enojar y por eso me dan ganas de matar a mi hijo…ya que es lo único que le puede doler“.
Confesó también que Marco Antonio le dio un golpe en la cabeza que lo desmayó, días antes de su muerte. (Por Antonio Ramírez / antonio.ramirez@latarde.com.mx)