Las fotos rojas

Aunque muchos lo compran para enterarse de las noticias de política, deportes, espectáculos o de los horóscopos, lo más relevante de este periódico es la nota roja.
Un equipo de fotógrafos, reporteros y diseñadores buscan atraer la atención de los lectores con imágenes periodísticas y encabezados que, de forma peculiar, describen lo ocurrido.
“Hace 25 años todos los fotógrafos policiacos viajábamos juntos en una ambulancia, nos conocían como Los Onces. Eran otros tiempos. La gente y los mismos policías daban ciertas facilidades para desarrollar el oficio. Ahora es muy distinto”, cuenta Rosalío Huízar, coordinador de fotografía de El Gráfico.
Huízar, a quien apodan Rayo; Eduardo Sánchez, Michel Narváez y Armando Martínez Argüelles son los cuatro integrantes del equipo. Son fotógrafos con calidad y técnica, periodistas que analizan y comprenden la noticia y, más recientemente, conducen motocicletas. “No hay de otra; el tráfico y las distancias nos exigen movernos de forma rápida”.
En esta fuente todos los días son diferentes. Nunca se sabe a lo que uno se enfrentará, nunca se imagina lo que verá. Por eso se toman las máximas precauciones. El deseo de cada día es regresar a casa, sin convertirse en la nota roja del día.
Las razones para cubrir la fuente policiaca son diversas. Para unos es la posibilidad de denunciar; para otros, mostrar la realidad. Armando Martínez dice: “Desde hace muchos años la nota roja es parte de nosotros. Miente quien diga que, por morbo o por estar informado, no ha tenido un acercamiento a los diarios llamados amarillistas”.
Cada uno de los integrantes del equipo de El Gráfico se inició en la fotografía de forma diferente. Michel Narváez cubría los temas de espectáculos y ahora se especia- liza en nota roja. “Me gusta porque demuestra la vida tal cual es. Son hechos que no admiten maquillaje, se toman en el momento en que ocurren. Las imágenes de nota roja reflejan los sentimientos de quienes participan en un hecho noticioso. A nosotros nos toca informar de la parte
dura de la vida”. Eduardo Sánchez, fotógrafo veterano en este oficio,
está convencido de la importancia de mostrar las realidades de esta urbe. “Mi reto es captar con una foto la forma tan rápida de perder la vida, ya sea violenta o por accidente. Algo que te deja marcado es cubrir la muerte de menores de edad”.
No sólo toman los hechos de sangre. El género, que ha tenido grandes maestros en México, es bastante más que eso. “No sólo es imagen policiaca. Trabajamos reportajes especiales, denuncias y personajes, oficios. También mostramos la otra cara, agradable y buena, de la gente que le da vida a la ciudad”.
¿Cómo se enteran de los sucesos, cómo llegan al lugar? Huízar, coordinador del grupo, comparte la clave. “Periodista sin fuentes, no existe. Antes, los policías, o hasta los paramédicos, avisaban; hoy todo está muy controlado, muy cerrado, aunque en ocasiones la gente llama a la redacción. Los contactos están en todas partes, todo mundo es una fuente; y ahora hay que estar pendientes de las redes sociales. Intentar ocultar la realidad es imposible”. (Por Daniel Aguilar. / emeequis)