Mi País

Manual de la buena lesbiana

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Tengo 41 años. Lo que quiere decir que a los 18| cuando pude votar por primera vez| era 1991 y Carlos Salinas ya era presidente (el otro día me acordé de cuando hizo su ayuno de dos días con agüita Evián| para ""limpiar su honor"" y exigir que sacaran de la cárcel a su hermano Raúl; me estaba revolcando de la risa). En esas épocas la política me valía gorro un poco.



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  • 09 AGOSTO 2014 - 06:00 a.m..
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Otros temas me ocupaban: estaba yo a punto de salir del clóset conmigo misma y no entendía muy bien qué pex. Por eso siempre digo que hay que educar a la gente; si desde el principio no existieran tantas broncas respecto a la orientación sexual, nos ahorraríamos años de autotortura y podríamos preocupamos de cosas más importantes, como el TLC o un fraude electoral, por decir lo menos.
Para 1994 ya me estaba interesando por la política, aunque tampoco tanto, porque cuando surgió el EZLN a mí me estaban rompiendo el corazón, así que no pelé mucho. Las mujeres estamos educadas para pensar en el amor como el único sentido de nuestras vidas. Si aprendiéramos, como los hombres, que el amor es sólo una parte de las tantas que componen nuestra identidad, tendríamos más posibilidades de intervenir en la vida pública y, sobre todo, usaríamos más la cabeza.
Cuando lo del asesinato de Luis Donaldo Colosio, ya tenía yo novia estable, así que me pude enterar de lo que estaba pasando en el mundo. Fue cuando me empecé a hacer activista. Luego tuve una esposa cabaretera por 10 años yya nunca dejé de ocupar mi espacio en tanto ciudadana chilanga, mexicana y del mundo.
El panismo federal me tocó de mis 27 a mis 39: dos sexenios. Fue mi mera época, cuando intenté comprender el entorno, participar ... construir mi vida pública, pues. y en esa construcción, la configuración política era una, que me aprendí bien. Al viejo PRI -el que viví hasta los 27 años- no tuve tanto chance de medirle el agua a sus camotes, porque entre que me estaba haciendo gente, dejando de ser mujer, aprendiendo a coger, a ser solvente y viendo de dónde pagaba la renta, la vida no me alcanzó.
De mis 27 a mis 39, además de experimentar dos fraudes electorales de manera absolutamente consciente, padecí un gobierno federal de derecha al que claramente y sin tapujos le importaban un pito los derechos sexuales y la cultura. y viví un gobierno local que avanzó bastante en esos rubros -a pesar de AMLO-. Ahora, el gobierno federal es ese PRI que de nuevo tiene lo que yo de casta, y que ya instaló de nuevo su maquinaria, ésa que -me cuentan- funcionaba al puro tiro.
• La censura. Los medios principales están cooptados mediante concesiones económicas importantes -las televisaras grandes-, o amenazados con el retiro de la publicidad gubernamental. Todo mundo lo reporta: hay una línea editorial marcada por el Estado. Y en el país existen muy pocos medios que pueden hablar sin exponerse.

¿Cómo se reconfigura una buena lesbiana?
• Los derechos sexuales y las reformas económicas. Lo más probable es que, en este sexenio, avance el matrimonio igualitario, la igualdad sustantiva -en la ley, no en los hechos- y la despenalización del aborto. Serán las monedas de cambio y la careta de progresismo a cambio de no tocar las reformas económicas que continúan con el sistemático asalto a la nación, ésas que estableció Salinas. Qué bueno que avancen los derechos sexuales, lo que está de la reata es que a la izquierda no le preocupen en serio los derechos económicos.
• La cultura. Probablemente se vuelva a alimentar la ""cultura nacional"", ésa que legitima una identidad que viene de la Revolución Institucionalizada. Ésa que coopta intelectuales con embajadas y consulados. Ésa que le mete un montón de plata para que nos vistamos del Grandioso México por todos lados. Probablemente le aumenten el presupuesto. Eso es cosa buena. Es lamentable la omisión del estado de guerra, violencia y miseria endémica en la planeación de un proyecto cultural que ayude a revertir esta
situación.   (Emeequis)

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