Mi Reynosa

Las maravillas del Creador Supremo

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Salmos 8:1 “Glorioso es tu nombre en toda la tierra… has puesto tu gloria sobre los cielos” Este es el primer salmo que hace referencia a la naturaleza. En él se revela majestad de Dios en la naturaleza y la vida humana.

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  • 20 ENERO 2014 - 06:00 a.m..
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Este es un cántico de las noches estrelladas de Israel. Aquí el poeta hebreo no ve la naturaleza como un fin en sí misma sino como una revelación del Gran Creador y Arquitecto del Universo. El salmista inspirado en una noche estrellada es posible que haya trascendido en su inspiración e iluminación a una de estas galaxias que hoy podemos apreciar en esta espectacular e impresionante fotografía de La Mano de Dios.
Salmos, 8:3,4 “Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tu formaste, Digo: ¿qué es el hombre, para que tengas de él memoria?” Aquí hay una comprobación tangible que la mano del Creador sostiene el universo en sus manos a pesar de la incredulidad del ser humano. Aquí la expresión hombre viene del hebreo ‘enosh’ que significa débil o frágil. Al contemplar la inmensidad, el misterio y la gloria de los cielos nocturnos estrellados, reflexiona en lo infinito del espacio y los innumerables cuerpos celestes. Lo hace sentir como un pequeño punto infinitesimal comparado con el gran universo inexplicable aun para la ciencia. Si esta es la admiración de los mortales iletrados, cuanto no mayor ha de ser de los que equipados con el conocimiento creciente y cambiante de la astronomía moderna se extasían al contemplar el cielo, con modernos y sofisticados telescopios.
Salmos, 19:1 “Los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos” White, una escritora famosa expresó: “La naturaleza y la revelación a una dan testimonio del amor de Dios” CC9. Este salmo es el más conocido y el más popular referente a la obra de Dios en la naturaleza. David, el rey más grande en la historia de Israel, habla de la gloria de Dios que está expresa en la naturaleza como un aspecto tangible de su mano, en la obra creadora. Es posible que el filósofo Kant al ver el salmo 19 se haya inspirado cuando escribió: “Hay dos cosas que me llenan el alma de santa reverencia y maravilla siempre creciente: el espectáculo de los cielos estrellados que virtualmente nos aniquilan como seres físicos, y la ley moral que nos eleva como seres inteligentes a una dignidad infinita”. También no podemos olvidar que Haydn usó los primeros versículos de este salmo como tema en la letra del coro de su famosa obra del gran oratorio de la Creación “Los cielos cuentan”.
En la filosofía griega el hombre fue creado en la inmanencia, que sería una frecuencia o escala solo para los seres humanos. Dios se manifiesta en la trascendencia celestial lo cual para el ser humano es difícil llegar por la escala o inmanencia donde le toca actuar, cifrado por el tiempo y el espacio. Esto solo se logrará cuando esto mortal sea vestido de inmortalidad y esto corruptible sea vestido de incorrupción. Querido lector Dios comienza donde el hombre termina. Si Dios puede sostener las galaxias en sus manos, le será más fácil sostenerte a ti. (Por Pastor David Contreras / Lic. en Teología)

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