Rápido y Curioso

Escenas de películas donde no apartar la vista es un reto

“Pieles”, “Salvar al soldado Ryan”, “Funny Games” o “Réquiem por un sueño” desafían la tolerancia de un espectador que no sabe dónde mirar

  • Por: AGENCIAS
  • 19 OCTUBRE 2017 - .
  • COMPARTIR
Thumbnail

Selma es ahorcada mientras sigue cantando en la oscuridad.

“BAILAR EN LA OSCURIDAD” (2000) 

El director danés Lars Von Trier no destaca especialmente por su sutileza. No se conforma con poner a Selma (interpretada por la cantante islandesa Björk) a trabajar como una esclava para pagar la operación de vista de su hijo e impedir que sufra la misma ceguera que ella, sino que su vecino le roba el dinero aprovechándose de que ella no puede verle, después se niega a devolvérselo y Selma es ahorcada mientras sigue cantando en la oscuridad. Esto no es una película, es un ejercicio de sadismo.

“SPIDERMAN 3” (2007)

Corría el año 2007 y todos nos estábamos dejando flequillo. Hasta Peter Parker, a quien un simbionte alienígena convierte en un mutante grotesco y en un ‘pichabrava’ aún más grotesco todavía. Tobey Maguire cumplió la fantasía de todo ser humano de caminar por la calle bailando, algo que todo el mundo ha hecho mentalmente pero casi nadie se ha atrevido a hacer físicamente. La razón: esta escena. Bailar por la calle es una de esas cosas que, como señalar con el dedo a las chatis (o, de hecho, llamar chatis a las mujeres), sólo funciona en nuestra imaginación.

“ IRREVERSIBLE” (2002) 

Existe un código no escrito que indica que las violaciones en las películas suceden fuera de plano. Almodóvar ha transgredido esta ley del no-deseo convirtiendo la agresión sexual en comedia, una propuesta que soliviantaba perversamente la atrocidad. Pero ‘Irreversible’ se propuso rodar una violación realista y, por tanto, insoportable: dura 10 minutos, durante los cuales el espectador espera que la película se apiade de él y funda a negro. No sucede. Corre un rumor que dice que en la escena hay un sonido imperceptible por el oído humano que sin embargo provoca nauseas y angustia a un nivel subconsciente. No hacía falta. Las imágenes ya resultan devastadoras.

“LA PIANISTA” (2001) 

Isabelle Huppert se masturba con una cuchilla de afeitar como quien se explota un grano: con mucha precisión, con cierto placer perverso y con muchísima sangre. No es que tengas que apartar la mirada de la pantalla, es que todo tu cuerpo es invadido por un malestar que no habías experimentado antes. No hay escapatoria de esta escena, que se hizo tan famosa en su estreno que ya desde que la pianista en cuestión cogía la cuchilla toda la sala empezaba a resoplar y a cruzar las piernas.

“FARGO” (1996)

La miseria humana puede resultar cómica, pero en pequeñas dosis, como ruido de fondo. Los hermanos Coen detienen la investigación de la agente Marge Gunderson para reunirla con un viejo amigo del instituto, Mike Yanagita, que primero intenta venderse como un triunfador que acaba de quedarse viudo y acaba llorando mientras intenta tocarle un pecho a Marge. Algo nos dice que Mike Yanagita se ha reinventado hoy como troll de Internet que vive convencido de que “todas las mujeres son unas zorras”. 

“LA BODA DE MI MEJOR AMIGA” (2011) 

La secuencia de la diarrea colectiva funciona como una serie de matrioskas: cuando crees que el chiste ha terminado, resulta que aún quedan sorpresas. Cada nueva muñeca rusa es una dama de honor con el esfínter en llamas, y en circunstancias de emergencia cualquier agujero es trinchera (en este caso, cualquier agujero es retrete), hasta culminar con la novia, vestida como tal, rindiéndose ante su destino y defecando en medio de la carretera. Va a tener que pagar el vestido que se estaba probando, pero hay desahogos que no tienen precio. 

“UN PERRO ANDALUZ” (1929) 

Poca gente ha visto la película entera, y aún menos personas han sido capaces de observar ese globo ocular siendo rajado sin llevarse las manos a la cabeza, a la boca o directamente a los ojos, como si quisiéremos protegerlos de esa brutalidad. Buñuel utilizó el ojo de un cordero para rodar la escena, logrando un plano que hoy es historia del arte, pero también historia del asco.

“EL CRIMEN DE CUENCA” (1981) 

El secreto de toda tortura está en la creatividad de los pequeños detalles. En España, sin embargo, somos más vulgares: a los dos sospechosos de asesinar a un pastor en Osa de la Vega (Cuenca) les arrancan las uñas para que confiesen un crimen que no han cometido. La directora, Pilar Miró, fue objeto de un proceso militar que dotó a ‘El crimen de Cuenca’ de una masiva publicidad gratuita (la única película censurada de la democracia) que se tradujo en un éxito de taquilla cuando por fin se estrenó en 1981.

DEJA TU COMENTARIO

MÁS EN LA TARDE

LA TARDE RECOMIENDA