Destino cruel y ladrones malos

El destino se ensañó con María Cruz Rosales. Los ladrones le robaron su camioneta, cuando más la necesitaba.

El destino le tenía preparada una mala jugada a una mujer que labora para una empresa de seguridad, hundiéndola en un alto grado de desesperación. 

El caso de María Cruz Rosales, de 38 años, residente en la calle Principal 210 de la colonia Ferrocarril, atraviesa por una situación bastante crítica por las graves enfermedades que padece su pareja sentimental, desde hace 17 años. 

Ella con frecuencia debe llevarlo a que le practiquen la hemodiálisis al Seguro Social y a pesar del sufrimiento y las penalidades, no desfallece y con la satisfacción de estar cumpliendo con un compromiso moral ella acude con Miguel Ángel Esparza Maldonado. 

Nunca ha permitido que le falte el tratamiento, porque sabe que eso le beneficia a su pareja. Pero el pasado viernes, sucedió algo que la aniquiló moralmente. Ella llegó a las 20:30 horas de ese día al IMSS y con su esposo estuvo esperando el turno para que le practicaran la hemodiálisis. 

Habían llegado a bordo de una camioneta Cherokee 2004, negra, que dejó estacionada en la parte trasera de la clínica 33. El tratamiento de su esposo concluyó  la 1:00 horas de la madrugada del sábado y cuando fue por la unidad para recoger a su esposo, los ladrones se la habían llevado.

Desilusionada llegó hasta donde su cónyuge la esperaba y tuvieron que buscar otra forma de regresar a su hogar. Sujetos criminales, no supieron ni a quién le habían causado el daño. 

No le quedó más a María Cruz, que denunciar los hechos en la fiscalía especializada en vehículos robados, con la esperanza de que los robacoches se compadezcan de ella y en algún lugar dejen abandonada la camioneta, que con tantos sacrificios adquirió y que tanta falta le hará para transportar a su esposo a su tratamiento médico. 

Creyó difícil que las autoridades se la recuperaran, pero no perdía la esperanza de que esto sucediera.