Lucen animados los azulcremas

Ciudad de México

¿Cansancio? América mostró mayor diversión que fastidio en su regreso a los entrenamientos, ahora para preparar la Final contra Tigres.

Una noche de sueño profundo funcionó para que las Águilas mostraran disposición para la práctica en sus instalaciones de Coapa, sin muestras de un rendimiento mediano o a la baja, sobre todo en la primera parte de la sesión que se dedicó al trabajo físico.

Además, un ingrediente motivacional se dio a través de una charla con la directiva, en la cual se llamó a cerrar más filas, dejar atrás la página del Mundial de Clubes y concentrarse en el objetivo que resta en el año del Centenario, la obtención del título de Liga.

A las 10:30 horas aproximadamente los jugadores ya estaban sobre el césped para iniciar sus actividades y adaptarse al cambio de horario después de su trajín por Japón en la justa de equipos y el regreso a casa en un viaje de casi 20 horas.

El plantel americanista inició el día con un trote ligero alrededor de una de las canchas en el feudo azulcrema y después comenzaron con ejercicios en tres grupos, bajo la supervisión del preparador físico, Carlos García.

DAN LA VUELTA TIGRES A FANS

Jamás serán suficientes 912 kilómetros de distancia para romper una pasión.

El fervor hacia el club Tigres no sólo se presentó en Monterrey al emprender el equipo el viaje a la Ciudad de México para disputar mañana la Final de ida ante América.

Unos 150 seguidores del conjunto felino aparecieron también en la terminal aérea de la capital del País para emitir su cariño hacia el equipo con cánticos, porras, gritos de aliento y peticiones de no fallar en la batalla contras las Águilas.

El tráfico aéreo provocó una demora de más de 70 minutos, lo cual no cesó el ánimo de los aficionados de Tigres, quienes se entretuvieron al hacer una valla para la salida de los jugadores.

Pero al atravesar el equipo la zona de recolección de equipaje comenzó la corretiza. Los futbolistas abandonaron el lugar por una puerta contigua a donde esperaba la mayor parte de la afición y al percatarse de que los jugadores ya estaban en la calle a punto de tomar el autobús que los trasladó a su hotel de concentración, se desató una persecución de seguidores y representantes de los medios. Sin detener su camino uno a uno los Tigres subieron al camión entre empujones y jaloneos.