Deportes

¡Habemus Juegos Olímpicos!

Finalmente Rio de Janeiro vivió una fiesta con la ceremonia de apertura de los primeros Juegos Olímpicos de la historia en Sudamérica

  • Por: REFORMA
  • 06 AGOSTO 2016 - .
  • COMPARTIR
Thumbnail

Un pebetero de ensueño que fue prendido por el maratonista Vanderlei Cordeiro de Lima puso fin a la suntuosa ceremonia de Apertura de los Juegos de Río de Janeiro 2016.

Un pebetero de ensueño que fue prendido por el maratonista Vanderlei Cordeiro de Lima puso fin a la suntuosa ceremonia de Apertura de los Juegos de Río de Janeiro 2016, en que la Tierra fue al mismo tiempo protagonista y objeto de homenaje.

El tenista Gustavo Kuerten llegó con la llama al Estadio de Maracaná y la pasó a la última relevista, la jugadora de baloncesto Hortencia Marcari.

De Lima, dos veces campeón de maratón en Juegos Panamericanos y bronce en Atenas 2004 después de ser tacleado por un activista cuando lideraba la carrera, recibió la antorcha al pie de una escalera.

Subió para encender un enorme caldero que poco a poco se elevó hasta poner en movimiento una espectacular estructura elipsoidal de espejos, que representa al sol.

Río también mostró al mundo el orgullo de Brasil por su diversidad, la potencia de su música y la creatividad de sus favelas en la ceremonia.

Cada uno de los 11 mil atletas participantes portó una semilla de árboles nativos de las selvas brasileñas. Con ellas se plantará después el “Bosque de los Atletas”, un nuevo legado ambiental para la ciudad de Río de Janeiro.

Previo a la ceremonia, un video sobre el calentamiento global y la poesía “Rosa de Naúsea”, de Carlos Drummond de Andrade, en las voces de las actrices Fernanda Montenegro y Judi Dench puso a los espectadores en el contexto.

La cúspide del mensaje verde llegó al final del desfile de los atletas, cuando los cinco aros olímpicos se formaron con plantas tropicales.

El mensaje de respeto al medio ambiente estuvo presente en toda la ceremonia, desde el principio, con recuerdo a los habitantes nativos de Brasil: los indígenas.

Con todo el estadio teñido de verde brillante, la paz de los indios se rompió con la llegada de los conquistadores europeos. Más tarde, la llegada de los esclavos africanos y de los inmigrantes asiáticos ayudó a conformar el mosaico multicolor del pueblo brasileño.

La pujanza musical del gigante sudamericano también fue punteando todo el espectáculo: la bossanova puso el toque de elegancia cuando al son de la mítica “Garota de Ipanema”, de Tom Jobim y Vinicius de Moraes, la top model Gisele Bündchen cruzaba con pie firme el estadio representando la belleza de la mujer brasileña.

Para reivindicar la favela como corazón creativo de las ciudades brasileñas, la samba y el funk carioca se fusionaron en la parte más urbana de la ceremonia, con un desafío entre ambos géneros a manos de Zeca Pagodinho y Marcelo D2.

La parte más reivindicativa vino de la mano de las raperas Karol Conká y MC Soffia, con letras sobre empoderamiento femenino y el valor de la mujer negra.

La alegría contenida estalló definitivamente cuando Jorge Ben Jor cantó “Pais tropical”, una especie de himno no oficioso de Brasil que las 60 mil almas de Maracaná cantaron a pleno pulmón, mientras en la pista miles de bailarines con pelucas afro de colores revivían la euforia típica del carnaval.

Los atletas fueron aplaudidos con fuerza, en especial los latinoamericanos; por algo los de Río son los primeros Juegos de América del Sur.

Argentina, sin embargo, se llevó algunos abucheos -la rivalidad de los brasileños con los “hermanos” es casi enfermiza-, pero fueron rápidamente sofocados por los aplausos a la albiceleste.

Los mexicanos entraron pisando fuerte con la abanderada Daniela Campuzano al frente y también fueron muy aplaudidos.

La traca final llegó de la mano de dos voces imprescindibles de la historia de la música brasileña, Caetano Veloso y Gilberto Gil, que se han unido a Anitta, favorita entre el público joven, para llenar de ritmo la recta final de la ceremonia de apertura, con todos los atletas presentes en el estadio de Maracaná.

Los tres cantaron juntos la canción “Isso Aquí, o que é”, un clásico de los años 40 del compositor Ary Barroso que celebra la alegría del pueblo brasileño pero que también dice “un poco de esa raza, que no tiene miedo del humo”.

El mensaje final está claro: los brasileños reconocen sus dificultades, pero tienen garra y espíritu para enfrentarse a ellas.

Junto a ellos 400 percusionistas de las 12 principales escuelas de samba de la ciudad.

En el epicentro del Carnaval la samba no podía faltar y los organizadores de la ceremonia no se resistieron a los clichés de las mulatas sambando con la piel al descubierto. La música carioca por antonomasia lugar de honor, justo antes de la llegada de la antorcha.



DEJA TU COMENTARIO

MÁS EN LA TARDE

LA TARDE RECOMIENDA