Una mujer que había sido puesta a disposición de las autoridades ministeriales como presunta “halcona”, comprobó que opera como sexoservidora y que por azares del destino se vio involucrada en algo que nada tiene que ver.
La mujer fue detenida a bordo de una camioneta, donde los policías estatales encontraron dos aparatos radio-comunicadores que sirvieron como supuestas evidencias de que estaba dedicada al halconeo.
Sin embargo, insistió en su coartada y convenció a las autoridades que el “halcón” era un sujeto que aceptó como cliente y con quien había sostenido sexo por paga, pero antes de que cubriera sus servicios, el tipo salió huyendo de la camioneta, dejándole los dos aparatos.
Ella asegura que los policías vieron cuando el sujeto se retiró en su presencia y no hicieron nada por detenerlo. Luego que descubrieron los radios, procedieron a arrestarla a ella, porque el individuo ya se había retirado.
Por más que ella les decía que aquel era el “halcón”, los policías al ver que ya no podían hacer nada por detenerlo, procedieron a su arresto y para justificar la existencia de los radios y la pusieron a ella a disposición de la fiscalía.
Ella les comprobó y recuperó su libertad, pues incluso les demostró que ni siquiera conocía al sujeto que la dejó con los radios a un lado, dentro de su camioneta.