Tensiones al desnudo en la reunión Castro-Obama

No hay fecha para terminar con el embargo sobre la isla, pero buscarán concentrarse en temas que los acerquen, como educación y salud

La Habana, Cuba

El histórico encuentro de los presidentes Raúl Castro y Barack Obama evidenció ayer las profundas discrepancias que persisten entre Cuba y Estados Unidos en temas como el embargo y los derechos humanos, a pesar del compromiso de ambos líderes por avanzar en la normalización de las relaciones.

Tras un encuentro en el Palacio de la Revolución que mantuvo la atención de un pueblo asombrado por ver cómo su líder era cuestionado públicamente, los mandatarios aceptaron que las diferencias entre ambos gobiernos se mantendrán, pero buscarán concentrarse en temas que los acerquen, como educación y salud.

De pie y detrás de un atrio, el presidente Barack Obama dijo que le había planteado a Castro “diferencias muy serias” que su país tiene con Cuba en temas como la promoción de la democracia y la vigencia de los derechos humanos.

Dijo que esos temas fueron planteados en una conversación que el mandatario estadounidense caracterizó como difícil, y como requisito que se debía cumplir antes de avanzar en construir relaciones más estrechas entre ambos países.

Expresó, sin embargo, que “es un nuevo día” para ambos países y se dijo convencido de que el embargo de Estados Unidos a Cuba terminará un día, aunque consideró que eso también dependerá de si ambos países logran superar las diferencias en materia de derechos humanos.

“El embargo va a terminar. ¿Cuándo? No estoy completamente seguro”, dijo Obama, quien se convirtió en el primer presidente estadounidense en casi 90 años en visitar Cuba, país con el que Estados Unidos rompió relaciones tras el triunfo de la revolución en 1959.

“¿Qué tan rápido pasará? Bueno, en parte depende de si podemos superar algunas de nuestras diferencias acerca de temas de derechos humanos”, añadió.

Castro, por su parte, lanzó duras críticas en contra del embargo impuesto por Estados Unidos que, dijo, tenía repercusiones internacionales y señaló que era el obstáculo principal que ha impedido el desarrollo económico de la isla y la normalización total de las relaciones.

“Existen profundas diferencias entre nuestros países que no van a desaparecer, pues tenemos concepciones distintas sobre muchos temas, como los modelos políticos, la democracia, el ejercicio de los derechos humanos, la justicia social, las relaciones internacionales, la paz y la estabilidad mundial”, dijo Castro

El mandatario cubano elogió las recientes medidas del gobierno de Obama para relajar los controles hacia Cuba que calificó de “positivas, pero no suficientes”.

“El bloqueo es el obstáculo más importante para nuestro desarrollo económico y el bienestar del pueblo cubano, por eso su eliminación será esencial para normalizar las relaciones bilaterales”, dijo Castro.

“Coincidimos que nos queda por delante un largo camino por recorrer”, agregó Castro, quien sin embargo consideró que “lo importante es que hemos avanzado a dar pasos de una relación como la que nunca ha existido entre Cuba y Estados Unidos”.

Durante semanas, funcionarios de la Casa Blanca presionaron a sus homólogos cubanos para que aceptaran que los presidentes tomaran un par de preguntas de los periodistas presentes después de la reunión privada que sostuvieron poco antes. El visto bueno lo lograron horas antes de que Obama y Castro aparecieran ante las cámaras.

Durante la rueda de prensa, Castro pareció un poco incómodo, en alguna ocasión dijo que no sabía si la pregunta iba dirigida a él, pero cuando un periodista estadounidense lo cuestionó sobre presos políticos en Cuba, el mandatario respondió: “Dame la lista ahora mismo de los presos políticos para soltarlos. Menciónala ahora, dime el nombre o los nombres”.

Los cubanos se mostraron sorprendidos al ver el presidente Castro responder preguntas en la rueda de prensa que fue transmitida en vivo por la televisión estatal.

Obama llegó a Cuba con la promesa de hacer presión sobre los líderes cubanos en temas de derechos humanos, libertades políticas, y diciendo que su sola visita implicaba la promoción de los valores estadounidenses en la isla.

Castro, a su vez, le devolvió la pelota a Obama cuando le dijo que para Cuba era inconcebible que un gobierno no le garantizara a su gente atención sanitaria, educación, alimentación y seguridad social, en clara referencia a Estados Unidos.

El gobernante cubano también dijo que Cuba defiende “los derechos humanos” y que “los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales son indivisibles, interdependientes y universales”.

Aunque Castro se prepara para abandonar el cargo en 2018, se mantuvo firme en contra de cualquier cambio al sistema político de Cuba que tiene a un partido único en el poder.

Obama se encontró más tarde con emprendedores cubanos y empresarios estadounidenses, ante quienes elogió a Cuba por abrir su economía al sector privado, un cambio que empezó luego de que Castro tomara el poder en 2008.

Por la noche, Obama volvió al Palacio de la Revolución acompañado de su esposa Michelle para una cena de Estado que le ofreció Castro.