Por horas las víctimas de los ladrones que operan en la ciudad, tuvieron que esperar a que personal de la Unidad de Investigación número uno, decidieran atenderlos.

La incomodidad y la prolongada espera para ser atendidos las tenía malhumoradas y más cuando veían que la persona que debía atenderlos se encontraba celular en mano, indiferente a la situación por la que ellas estaban atravesando.

Habían sido víctimas de los ladrones, ya habían sufrido una agresión a su patrimonio familiar y todavía tendrían que soportar el trato injusto del funcionario que va y viene, entra y sale con su taza de café en la mano y los ve indiferentes.

Afortunadamente cuando vieron que reporteros de la fuente fijaban la atención en las damas sentadas en los escalones a la entrada a la fiscalía, retomaron la actitud del funcionario atento a servir a la ciudadanía y fue entonces que de inmediato las pasaron para tomarles la denuncia y darle curso a sus respectivos casos.