Se va a escondidas

El hombre que siempre acaparó los reflectores, se fue de la Ciudad de México de incógnito.

Miguel Herrera, el hombre que siempre acaparó los reflectores, se fue de la Ciudad de México de incógnito.

Cinco horas después de que se oficializó su cese como técnico del Tri, el “Piojo” armó toda una estrategia con tal de evitar a la gente en el aeropuerto capitalino.

El primero en arribar fue su compadre y mejor amigo Enrique Mañón. Recogió los pases de abordar. Caminó volteando en todas direcciones.

En el momento en el que menos gente transitaba, Mañón hizo un movimiento y en ese instante apareció Herrera caminando deprisa.

Miguel subió las escaleras. Se topó con el fotógrafo de Grupo Reforma. Herrera no levantó la cara. No respondió a la solicitud de entrevista. Hizo una mueca como queriendo sonreír.

Siguió su camino rumbo a Monterrey, donde su familia lo esperaba. (México, D.F.)