Nuevamente niños menores de 10 años se aprecian en los cruceros, luego de que por varios años ya no se diera el fenómeno de niños malabaristas que realizan arriesgados números de maniobras de entretenimiento a cambio de algunas monedas.

Ahora el cruce entre Madero y calle Rayón, es el escenario del retorno de estos niños que arriesgando su integridad física y aún su vida, realizan malabarismos con naranjas, pelotas y otros objetos para lograr persuadir a los automovilistas para que les regalen morralla, en la mayoría de los casos.

No obstante las campañas en contra de la explotación y el trabajo infantil, las autoridades de Derechos Humanos ya no promueven en la localidad, la cultura de la prevención de estos fenómenos que son producto de familias en desintegración y en crisis no sólo de valores, sino económica.

Pese al riesgo que corren, estos menores que cambian el aula y los útiles por un trabajo de alto riesgo, se la juegan en un cruce en donde, se dan constantes accidentes.